lunes, 30 de diciembre de 2013

> Visita a Bodegas Olarra


Jardín de acceso a Bodegas Olarra (Logroño)


Lo primero que sorprende al llegar a Bodegas Olarra (Logroño) es su ubicación. Llama la atención que una bodega se encuentre en pleno polígono industrial y no en medio de un mar de viñedos, pero se da la circunstancia de que sí estuvo rodeada de vides... hasta hace unos años. En el momento de su construcción allá por 1973, Olarra contaba con abundantes hectáreas de viñedo propio, pero sucesivas expropiaciones "en aras del bien común" y con la vista puesta más en el desarrollo industrial que en el vitivinícola, condujeron a la situación actual. Pervive, gracias a Dios, su espectacular y vanguardista diseño arquitectónico en forma de diapasón, obra del arquitecto José A. Ridruejo y destaca sobre todo lo demás su preciosa sala con 27000 barricas, culminada con sus 111 cúpulas hexagonales, merced a la cual Bodegas Olarra recibió el sobrenombre de "La Catedral del Rioja".

Maqueta de Bodegas Olarra. El "panel de abeja" representa la sala de barricas

Desde el aula de catas se aprecia esta vista de la sala de barricas con sus 111 cúpulas hexagonales

A nuestra llegada fuimos recibidos por Álvaro García, responsable de enoturismo de la bodega, quien hizo las veces de anfitrión a lo largo de nuestra visita. El acceso a la bodega se realiza desde una gran sala de recepción recientemente remodelada, con suelo de madera, paredes de cristal y escaleras de corte moderno, que le da al conjunto un aire muy actual, sin perder nada de la idea original del arquitecto, imbricando perfectamente los elementos añadidos a la construcción original en hormigón, material que a día de hoy puede sorprender en una bodega, pero que en los años 70 supuso toda una revolución. El arquitecto, además, planificó el diseño con la finalidad de que resultara idóneo para la fabricación del vino, no desde el punto de vista estético sino desde la funcionalidad. Y logró ambas cosas. Sus 56000 metros cuadrados de superficie son visualmente atractivos, pero son eminentemente prácticos para la elaboración y envejecimiento de los vinos.

Interior de Bodegas Olarra. Fusión de materiales en la arquitectura


Desde la óptica del enoturismo, Bodegas Olarra era absolutamente desconocida hasta el año 2007. La bodega padeció cierto hermetismo hasta entonces: no era posible visitarla, no existía una persona responsable en la plantilla, no figuraba en las guías de bodegas visitables, etc. Todo aquello ha cambiado. De hecho, aún siendo el nuestro el último grupo de visita del año, estaba al completo. Es notable el interés que despierta el enoturismo.

El Grupo Olarra engloba a su vez 3 bodegas: Bodegas Ondarre (Viana), Bodegas Olarra (Logroño) y Bodegas Casa del Valle (Toledo). Las dos primeras elaboran vino bajo la DOC La Rioja, aunque Ondarre está ubicada en Navarra, dado que territorios limítrofes pueden acogerse a la denominación de origen  según admite el Consejo Regulador. La tercera de las bodegas mencionada elabora sus vino bajo la denominación Vinos de la Tierra de Castilla y produce además un excelente aceite. Olarra produce la friolera de 10 millones de botellas de vino al año, de las cuales más de la mitad se destinan a exportación. 2013 ha sido un año magnífico para Olarra, pues a los premios logrados por sus vinos (en especial la gama Cerro Añón) se ha sumado recientemente el galardón como mejor bodega elaboradora del presente año.

Imagen promocional del Cerro Añón Crianza 2010


Imagen promocional de los reservas 2008 premiados


En la actualidad, Olarra cuenta sólo con 4 hectáreas de viñedo propio con producción controlada. El resto de la uva es adquirida a productores locales, pero siempre bajo dos premisas: la calidad y la fidelidad. Hacia el mes de Julio, los técnicos de la bodega realizan las visitas a los viñedos de los que se va a adquirir la uva, toman sus muestras, las analizan y firman con el productor un contrato de compra garantizada. Hay que tener en cuenta que en esa fecha ni siquiera ha comenzado el envero (maduración de las uvas) y sin embargo la bodega firma un precio y un compromiso de compra que jamás se rompe. El productor cobrará lo pactado aunque alguna inclemencia climatológica arruine la cosecha a lo largo de los dos meses largos que faltan hasta la vendimia. La base de este método de compra-venta es la confianza, y así se trabaja desde hace años. Hay productores que llevan décadas vendiendo la totalidad de su cosecha anual a Bodegas Olarra.

¿Cava elaborado en La Rioja? Pues efectivamente...

El catálogo de Bodegas Olarra incluye cavas, blancos, rosados y tintos, pero han sido estos últimos, y en especial los tintos con crianza los que han situado a Olarra en el mercado. En la elaboración de los crianzas, reservas y grandes reservas es donde se cuidan los detalles hasta el último extremo. Pondremos varios ejemplos. La primera fermentación (alcohólica) se realiza de manera individualizada separando no sólo las distintas variedades de uva (tempranillo, graciano, mazuelo, garnacha) sino también según su calidad. Los enólogos analizan el resultado de cada depósito y es en ese momento cuando realizan el coupage, justo antes de la segunda fermentación (maloláctica). Otro detalle de calidad: el enorme volumen de producción obliga a una adecuada homogenización de lotes, lo cual se realiza durante 24 horas en tinas de roble, tinas que antiguamente se emplearon como depósitos de fermentación, y que resisten orgullosas al paso de los años.

Capítulo aparte merece la gestión del parque de barricas. Un océano de 27000 barricas de roble (80% americano y 20% francés) puede observarse desde un pequeño mirador en el interior de la sala de barricas. El mantenimiento de esas barricas supone un capital muy importante en los presupuestos de la bodega. Tengamos en cuenta que una barrica de roble americano cuesta más de 300 euros y una de roble francés supera con creces los 600 euros. La vida máxima de una barrica oscila entre los 4 y los 6 años, de manera que cada año hay que invertir en la renovación del parque de barricas. 
Interior de la sala de barricas. Vista desde el mirador
Más barricas. No se ve el final...

Los vinos con envejecimiento, deben cambiarse de barrica 2 veces al año, proceso que se denomina trasiega y ese momento se aprovecha para rellenar las barricas (la madera "se bebe" parte de vino), retirar los sedimentos o lías, e higienizar las barricas (con agua a presión, vapor y azufre). Más costes añadidos. Hay que tener en cuenta que las barricas nuevas realizan un mayor aporte de madera al vino, así que durante las trasiegas debe tenerse en cuenta la edad de la barrica y su grado de tueste. Las barricas gastadas, casi al límite de su vida útil, son perfectas para el ensamblaje final de reservas y grandes reservas. En resumen, un colosal trabajo que permite muy pocos errores, si no se quiere estropear el resultado final.

Para finalizar, regresamos a la recepción donde hicimos la cata de uno de los vinos premiados este año. El Cerro Añón Reserva 2008 se presenta en botella borgoñona negra opaca, con etiqueta del mismo color y caligrafía en color dorado. Elaborado mayoritariamente con tempranillo, incorpora un 20% de las otras tres castas tintas riojanas. Es un vino que se produce exclusivamente en aquellas añadas más especiales, después de un cuidado proceso de selección de uvas. Ha pernoctado durante 20 meses en barrica antes de su embotellado en Febrero de 2011 y ha obtenido sendas medallas de oro en tres prestigiosos concursos ingleses: Decanter, Wine & Spirits y International Wine Challenge. Visualmente es de un color rojo picota de capa alta, limpio y brillante, con lágrima gruesa y de caída lenta. A copa parada parece (sólo lo parece, pero no lo es) inicialmente poco expresivo, de apertura lenta pero firme una vez conseguida. Nariz compleja, con predominio de los tostados sobre las frutas rojas y negras, notas de vainilla y torrefactos. En boca es amplio, bien redondo, fresco y suave, con regreso de la fruta y taninos perfectamente ensamblados. Postgusto medio-largo con recuerdos balsámicos y un sutil final especiado.



A su ya de por sí extenso catálogo, Olarra añade algunos vinos especiales, se podría decir que los elabora "por encargo", habitualmente para clubes de vino. Preguntamos a Álvaro cual era la forma de trabajar con esos clubes y nos explicó que la bodega, una vez que recibe el encargo, presenta al cliente una serie de muestras cumpliendo con las características demandadas (variedad de uva, envejecimiento, etc) y el cliente elige libremente. El etiquetado es también personalizado y ese vino no se comercializa por los canales habituales, queda en exclusiva para el club. En ningún caso se trata de vinos procedentes de almacenamiento prolongados, ni vinos descatalogados, ni vinos reetiquetados. Algunos ejemplos son el Vía Láctea Reserva 2008, El Bene Placitum Reserva 2008 y el Sagasta Reserva 2008 que pueden conseguirse a través del club de vinos Vinoselección. El primero de ellos ya hemos tenido oportunidad de probarlo, y el tercero no tardaremos mucho en hacerlo.




Lo avanzado de la hora nos impidió seguir disfrutando del vino por más tiempo. Nos despedimos de Álvaro agradeciéndole sus magníficas explicaciones y su profesionalidad, no sin antes adquirir un lote de tres vinos: el catado Cerro Añón Reserva 2008, el también premiado Cerro Añón Crianza 2010 y un interesante Cerro Añón Reserva Especial 2005.

Lote de vinos adquiridos. El de más a la derecha es un novedoso monovarietal de Graciano 


2 comentarios:

  1. Con la cantidad de calimocho o similar que tas trincao en la corrala a morro,...ahora tan fino,...¡como has evolucionado, Roque,...como has evolucionado! Me asusta la cantidad de sabores ajenos al vino que lograrías apreciar a día de hoy en ese líquido me nos metíamos al cuerpo ( bueno, no me asustaría la cantidad, me asustarían los sabores en sí,...)

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    1. Ya de jóven, notaba cosas, sensaciones... Percibía que aquel brebaje que en ocasiones tomábamos incorporaba ingredientes secretos que había que descubrir. A dìa de hoy puedo confirmarlo: aquello NO era vino, o al menos lo que por "vino" entiendo yo.
      Y en efecto: la evolución es la clave de la vida. Lo dijo Darwin, ese señor que se fue de vacaciones a las Galàpagos.

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