jueves, 27 de marzo de 2014

> Esencia de Fontana 2011 (DO. Uclés)




Nuestra insaciable curiosidad nos empujó irremediablemente a hacernos con unas botellas de una denominación de origen absolutamente desconocida para nosotros. Se trata de la DO. Uclés, situada al oeste de la provincia de Cuenca, quizás junto con Teruel las dos provincias españolas menos conocidas.

Se dice que desde hace más de 2000 años se elaboran vinos en esta zona geográfica de Castilla-La Mancha. La DO. Uclés es una de las más jóvenes de España, su constitución data del año 2002, y engloba a cinco pequeñas bodegas (Fontana, Vid y Espiga, Soledad, La Estacada y La Estación), la mayoría familiares y de escasa producción, que bien merecen el calificativo de bodegas-boutique, elaboradoras de vinos con uvas procedentes de 1700 hectáreas de viñedo situado a lomos de la divisoria entre las provincias de Cuenca y Toledo, más concretamente en las comarcas de Baja Alcarria y Mancha Alta. 

Climatológicamente esta zona disfruta de un clima continental y su escaso índice pluviométrico en los meses finales del verano permite obtener bajos índices de producción así como una maduración muy acompasada. El suelo rico en potasio y las labores vitivinícolas tradicionales (vides libres "en vaso", vendimia manual, selección en campo) consiguen obtener vinos de pH bajo, con una acidez justa que equilibra su contenido en alcohol y les otorga longevidad una vez enbotellados, así como unas notas minerales propias y peculiares. La variedad tinta predominante es la Tempranillo (que aquí se denomina Cencibel) aunque también se cultiva Merlot, Cabernet, Syrah y Garnacha Tinta. Entre las castas blancas predomina la Verdejo, omnipresente en ambas Castillas.



El desarrollo de la DO. Uclés podría decirse que ha sido el inverso al realizado en otras denominaciones. Mientras en otros lugares se apostó por incrementar la producción de uva para aumentar el número de botellas producidas cada año, en este rincón de La Mancha se decidió hacer lo contrario: controlar estrictamente la producción mediante el empleo de técnicas tradicionales de laboreo y vendimia, para lograr así bajos índices productivos por hectárea y conseguir vinos de una gran calidad y muy homogéneos añada tras añada. Por otra parte, la decidida apuesta por las castas autóctonas (salvo alguna licencia tolerada en ensamblajes minoritarios) no ha hecho más que reafirmar el concepto de terroir, tan vigente en la actualidad, como contraposición al cultivo de variedades internacionales, camino seguido por aquellas denominaciones de origen ansiosas de exportar sus vinos y de abrirse a los mercados internacionales. En ese tránsito algunas están muriendo de éxito, si se nos permite la expresión. Calidad o cantidad, esa es la cuestión.

Fieles a sus antepasados, los bodegueros que integran la DO. Uclés, apostaron firmemente por la elaboración del vino "a la antigua usanza", como hicieron sus abuelos: suelos desnudos, en secano, con escaso abonado y prácticamente nulo empleo de productos fitosanitarios. Lógicamente la tecnología ha terminado llegando, pero intentan conservar y mantener las formas de laboreo, producción y vendimia más ancestrales. Y el resultado no puede ser mejor.



El vino que nos ha servido como tarjeta de presentación de esta denominación de origen ha sido el Esencia de Fontana 2011 de Bodegas Fontana (Fuente de Pedro Naharro), elaborado mayoritariamente con Tempranillo pero con un 10% de Merlot, variedad foránea ésta última francamente amable y dócil en sus ensamblajes. Podríamos decir que estamos ante un semicrianza, pues pasa 6 meses en barrica de roble antes de embotellarse, de manera que sus características organolépticas podrían recordar a algunos robles de Ribera del Duero, lógicamente salvando las distancias.

El embalaje ya resulta interesante y le otorga al vino un extra de categoría. La caja de cartón de 6 botellas viene lacada en negro con las letras en blanco y la disposición de las botellas es horizontal, en dos pisos, con las botellas situadas alternativamente enfrentadas. Botella bordelesa casi opaca, cápsula plateada y corcho natural de calidad correcta. Media etiqueta color magenta en papel seda con caligrafía negra. Contraetiqueta del mismo tamaño con escasa información: variedades empleadas, tiempo de permanencia en barrica y temperatura de consumo.




Brillante color rojo rubí con ribete granate de capa media-alta. Inicialmente algo tímido, en nariz es frutal y potente, con toques especiados y de monte bajo. En boca es joven y pujante, presenta notas lácticas y minerales. Balsámicos en su justa medida, casi sin aporte de madera. La breve permanencia en barrica ha servido para emulsionar los distintos sabores del vino más que para aportar notas de crianza. Es jugoso, carnoso, con acertada y significativa acidez que equilibra su nada escaso contenido alcohólico. Taninos muy finos y de grata presencia.

Tal vez esperábamos más de este vino tan poco conocido, probablemente una mayor carga frutal, pero esta variedad autóctona, la Cencibel, aún apoyada por ese pequeño porcentaje de Merlot, tiene sus límites y si se sobrepasan, algo en ocasiones frecuente, se obtienen vinos con sobreextracción y eso sí que resulta de todo punto intolerable al paladar. 

Cierto es que veníamos de catar días atrás unos vinos jóvenes de Garnacha aragonesa, rebosantes de fruta madura muy dulce, así que este tinto de Uclés nos ha dejado un poco dubitativos. Esperaremos un tiempo y repetiremos la cata, con la seguridad casi absoluta de que no nos decepcionará.

Promete...




jueves, 13 de marzo de 2014

> Borsao Selección 2012 vs. Viñas de Miedes Garnacha 2012






Nos hemos rendido.

Tras varios meses presentando una defensa numantina ante lo que incluso hemos denominado en alguna ocasión como "La invasión de la Garnacha", finalmente hemos sucumbido ante las reiteradas ofertas de cata de caldos elaborados con la citada variedad de uva. Se ha doblegado nuestra resistencia y, muy a nuestro pesar, debemos reconocer que la fama mundial que le precedía no era en absoluto infundada.

En las últimas semanas hemos probados un par de vinos sin crianza, ambos aragoneses aunque de diferentes denominaciones de origen, uno de ellos monovarietal de garnacha y el otro elaborado con un coupage de tempranillo, shyrah y garnacha, ésta última mayoritaria. Las sensaciones podríamos calificarlas como muy buenas en general, y nos obligan a reconocer nuestro empecinamiento hasta la fecha. Rectificar es de sabios...

Borsao Selección 2012


Por orden cronológico, el primero de estos dos vinos catados fue el Borsao Selección 2012. En realidad este vino de Bodegas Borsao (DO Campo de Borja) ya lo habíamos probado en el curso de cata que realizamos en el pasado mes de Enero, y para ser honestos, su degustación entonces nos animó a adquirirlo. Se presenta en botella borgoñona de color muy oscuro casi negro, cápsula de adecuada calidad y tapón sintético (otro prejuicio superado). Enormes etiqueta y contraetiqueta de color amarillo yema de huevo con decoración de hojas de vid y zarcillos. Generosa cantidad de información en las mismas. Resalta en vertical el nombre del elaborador, que además coincide con el nombre, en época romana, de la localidad donde se ubica la bodega. En su anterior añada 2011 fue considerado por Robert Parker como el tinto con mejor relación calidad precio de todo el mundo. Ahí es nada.


Elaborado como decíamos con un 50% garnacha, 20% shyrah y 30% tempranillo sin posterior crianza en madera, se muestra visualmente de un rojo cardenalicio con reflejos morados de capa alta y lágrima media levemente pigmentada. En nariz es una macedonia de frutas negras muy maduras, también se revelan flores azules (lilas y violetas). Muy bien estructurado en boca, es amplio, con taninos suaves, acidez media y un punto de mineralidad. Muy agradable. Final largo con un ligero amargor.  Un vino muy versátil, que igual puede acompañar unos aperitivos que un asado. Sus posibilidades de maridaje son enormes.


Detalle de la etiqueta

Detalle de la contraetiqueta

El segundo de los vinos en cuestión fue el Viñas de Miedes Garnacha 2012 de Bodegas San Alejandro (DO Calatayud). Nos lo ofrecieron en el Hostal Restaurante San Miguel (Fuentes de Ebro) local de plena confianza en el que buscamos refugio gastronómico como consecuencia de unas obras en casa. Carlos en el comedor y Pili en la cocina integran un magnífico equipo que siempre logra satisfacer al comensal. Su decidida apuesta por los productos aragoneses depara sin excepción alegrías y sorpresas para el paladar. Ellos nos dieron a conocer las mejores cervezas artesanas aragonesas que hemos probado nunca. Periódicamente organizan cenas maridadas y tras un rato de charla con ellos siempre regresamos a casa con alguna información interesante, una bodega para visitar o un vino en mente para probar.

Fachada del Hostal Restaurante San Miguel


Como decíamos fue el propio Carlos quien nos ofreció el Viñas de Miedes Garnacha 2012 como acompañamiento a unos sabrosos huevos rotos y a un impresionante solomillo de Ternera del Valle de Broto. Aceptamos su ofrecimiento y sirvió el vino en nuestras copas. Botella bordelesa de color verde con etiqueta tipo didáctico con la descripción de las diferentes partes del racimo de uva. Monovarietal de garnacha bilbilitana, visualmente es de un rojo cereza muy intenso con reflejos violetas de capa media-alta, bastante bien cubierto. Expresiva nariz, muy afrutado con aromas a frutos rojos acompotados y toques minerales. Recuerdo anisado y floral. Una vez puesto en boca, despliega unos taninos muy agradables, modulados e incluso dulces. Perfectamente estructurado, redondo y con gran volumen. El postgusto se percibe azucarado y frutal de nuevo. Una lástima que resulte tan breve. Más que invitar, obliga a beber otra copa más.



Viñas de Miedes Garnacha 2012

Una vez superada nuestra animadversión hacia la garnacha, nos queda pendiente probar algún otro vino elaborado con esta variedad tan aragonesa pero con posterior crianza en barrica, preferiblemente monovarietal, con la finalidad de poder apreciar sus virtudes (o defectos, quién sabe) sin la presencia de otras variedades en el coupage. Quedan ahora muy lejanas aquellas botellas de Secastilla de Viñas del Vero (DO Somontano) o aquellas otras de Fagus de Bodegas Aragonesas (DO Campo de Borja), ambos monovarietales de garnacha con posterior crianza en barrica, que probamos hace muchos años, en una época en la que nuestra memoria gustativa apenas había comenzado a educarse. Esos días pertenecen a nuestra más tierna infancia como aficionados al vino.

Ahora que ya hemos crecido y madurado, nuevos retos se nos presentan.


Comedor del Hostal Restaurante San Miguel