viernes, 24 de abril de 2015

> IX Feria de los Vinos de Aragón (III): reflexiones y opiniones





Es merecedor del más grande de los elogios el esfuerzo que cada año realiza la organización de la Feria de los Vinos de Aragón en Montañana. Con carácter constructivo y desde el cariño que a este evento le hemos cogido en tan sólo las dos ediciones a las que hemos asistido, queremos manifestar algunas opiniones exclusivamente personales, con el objetivo de aportar mejoras e insistimos, desde el más absoluto respeto al trabajo realizado.

Probablemente ni a la organización ni a los expositores les parezca bien esta propuesta, pero creemos que es necesaria una ampliación del horario, adelantar al menos una hora la apertura por las tardes, y puede que una más por las mañanas. Resulta un poco complicado asistir a las catas y disfrutar del área de stands de las bodegas en tan poco espacio de tiempo. Incluso nos atreveríamos a sugerir la apertura del sábado por la mañana, ideal para ubicar una de las novedades de este año, la cata familiar, evitando así la eliminación de la cata del domingo. Otro tema delicado: la adquisición de los cupones con puntos. En momentos concretos la acumulación de gente desanima a adquirir nuevos cupones, pues obliga a largas esperas y a perder contacto con tus acompañantes. Quizás se podría habilitar algún sistema on line en el futuro. Y por último, lo que en nuestra opinión es el asunto más sensible: el acceso a las catas gratuitas.


Preciosa decoración en las mesas de la sala de catas


Nuestra naturaleza observadora nos ha permitido clasificar a la gente que asiste a las catas que se celebran durante la Feria en tres grupos. Un grupo mayoritario, interesado en el mundo del vino, con inquietud por aprender, que se comporta y respeta al ponente y al resto de los asistentes. Un segundo grupo que se inscribe en las catas porque son gratis y por hacer algo diferente, pero que no manifiesta el más mínimo interés y en ocasiones incluso abandona la sala antes de finalizar la cata. Por último está un grupo (afortunadamente minoritario) que asiste a las catas simplemente con el ansiado deseo de atiborrarse de vino. A los integrantes de este último grupo se les identifica rápidamente, por su rango etario, su vestimenta, sus chistes sin gracia y por expresiones verbales del tipo "echa más vino..." o "¿se puede repetir...?". 



Sala de catas


La iniciativa de las catas gratuitas tiene la virtud de popularizar, difundir e incluso democratizar el mundo del vino, en ocasiones demasiado elitista, pero corre el riesgo de perecer de éxito en el intento. El procedimiento de inscripción presencial y en el mismo día de la cata, nos parece excelente. Introducir un mecanismo telemático, por ejemplo a través de la web de la Feria, para realizar inscripciones previas, podría resultar muy ágil, pero tendría el inconveniente de permitir la reserva de plazas que luego quedaran desiertas por la no comparecencia del interesado. A menos que (y aquí creemos que está la clave) se estipule algún tipo de coste para permitir el acceso a las catas, bien en dinero, bien en forma de puntos, de manera análoga a como se realiza en la actualidad para la adquisición de copas de vino en los stands de las bodegas expositoras. 

Se trataría, en definitiva, de cobrar una pequeña cantidad, tampoco demasiado alta para no desincentivar a los verdaderamente interesados, pero sí lo suficiente como para desanimar a aquellos que acuden exclusivamente motivados por el consumo del vino y no por el deleite durante las catas. Un importe mínimo equivalente a lo que costaran por ejemplo dos copas de vino en la exposición comercial, sería suficiente para que aquellos que tan sólo estén interesados en la ingesta glotona de vino prefirieran quedarse fuera de la sala de catas, bebiendo tranquilamente en lugar de tener que soportar tediosas explicaciones de variedades, aromas, postgustos y maridajes, dejando así plazas libres para aquellas otras personas verdaderamente interesadas en la materia.



Punto de encuentro con amigos


Muchas son las novedades e ideas que se han incorporado a la Feria en su corta pero intensa vida. En su día nos pareció una decisión excelente la separación de la carpa de maridajes, la instalación de las fuentes para limpieza de copas y la ampliación del aparcamiento (aunque este año una inoportuna tormenta el sábado por la tarde lo convirtió en un tremendo lodazal). Las novedades de este año (cata familiar, concurso de fotografía, demostración de Art du Sabrage) han resultado también interesantes. 

Somos conscientes de que nuestras manifestaciones anteriores pueden ser motivo de discrepancia, pero de eso se trata al fin y la postre. Opiniones encontradas pueden servir para contraponerse y de tal ejercicio pueden derivarse decisiones positivas para el futuro. El año próximo, la Feria de los Vinos de Aragón alcanzará la redonda cifra de 10 ediciones, cada una más exitosa que la anterior. Así queremos que siga siendo y, si nada lo impide, allí estaremos en la primavera de 2016 para vivirlo y para contarlo.

Hasta el año que viene.





martes, 21 de abril de 2015

> IX Feria de los Vinos de Aragón (II): cata Vinos de la Tierra



Vinos de la Tierra de Aragón. Fuente: web



La Asociación de Vinos de la Tierra de Aragón agrupa a 45 bodegas responsables de la elaboración de vinos bajo la protección de alguna de las indicaciones geográficas reconocidas, dando cobijo a más de 4500 hectáreas de viñedo repartidas en seis zonas diferentes: Bajo Aragón, Gállego-Cinco Villas, Valdejalón, Jiloca, Cinca y Queiles. Todas estas bodegas tienen en común dos cosas. En primer lugar su pequeño tamaño en cuanto a superficie cultivada y producción anual, y en segundo lugar su dedicación a la elaboración de vinos aplicando los métodos más tradicionales, ancestrales y apegados al territorio, incluyendo por supuesto el cultivo de variedades de uva casi desaparecidas. Algunos de estos vinos fueron los protagonistas de la segunda cata a la que asistimos.


Stand de la asociación de Vinos de la Tierra de Aragón


Dirigida por José Antonio Laborda, jefe de bodega de Makro-Zaragoza, comenzamos esta original cata con el Uva Nocturna Merlot 2013 de Bodegas Ejeanas (Ejea de los Caballeros), monovarietal de esta elegante uva francesa ampliamente implantada en nuestro territorio. Cereza de capa media-baja con ribete granate. Lágrima rápida medianamente pigmentada. Algo alcohólico de inicio. Muy interesante a copa parada, recuerda a Pinot Noir. Aromas de proteína y trufa. Frutos rojos, regaliz, tabaco y balsámicos, todo ello logrado sin permanencia en roble. Muy prometedor en nariz. En boca se revela una astringencia media. y una acidez tal vez algo excesiva. Paso un poco rugoso. Final agradable, muy especiado y levemente amargo.


El segundo vino catado fue el Evohe Garnacha 2013 de Bodegas Sierra de Guara100% Garnacha Tinta. De color rojo cereza de capa muy alta y ribete violáceo, todo juventud. Frutas rojas y flores azules. Regaliz negro y caramelo. De astringencia media-alta, es un vino muy vivo, dulzón y ligeramente goloso. Monovarietal de Garnacha sin paso por barrica, muy del gusto actual. En nuestra opinión, decepciona algo en boca, con un postgusto demasiado corto. Lástima.



Grullas de paso 2011


La cata del último tinto resultó muy interesante. Hace aproximadamente un año, tuvimos ocasión de catar este Grullas de paso 2011 elaborado por Bodegas Edra (Ayerbe), coupage de cuatro variedades de uva (Merlot, Cabernet, Tempranillo y Garnacha) con crianza en barrica de roble durante 4 meses. En aquel entonces nuestras notas de cata fueron las siguientes: "Picota de capa media con ribete violáceo. Lágrima escasa, pigmentada y de rápida caída. Frambuesas y guindas al marrasquino. Madera inapreciable. Destacada acidez. Muy fresco y algo mentolado. Una grata sorpresa. Parece algo pesado y alcohólico de inicio, pero tras su rápida apertura desaparece dicha sensación."


Grullas de paso 2011. Detalle de la etiqueta.



Pues bien, muchas cosas parecen haber sucedido en el interior de esa botella en los últimos diez meses, porque a día de hoy las notas de cata han cambiado significativamente: "Picota de capa media con ribete atejado. Algo reductivo (fondo húmedo) a copa parada. Frutos negros, ligeramente proteico. Mermelada de moras. Suave ataque alcohólico. Muy especiado. Cacao y café. Cierta mineralidad." Algo evolucionado, con menos carga frutal y predominio de las notas de crianza. Demostración palpable de que el vino es un ser vivo. Quizás un cambio de añada sería deseable.



Xado Blanco en su hábitat. Fuente: Mas de Torubio

Debido a un ligero error de previsión, nos vimos obligados a cerrar la cata, en lugar de abrirla como es lo habitual, con un vino blanco. Para ser sinceros, resultó una experiencia muy original e instructiva, y contra todo pronóstico, enormemente exitosa. El vino elegido fue el Xado Blanco 2014 de Bodegas Mas de Torubio (Cretas) de la turolense comarca del Matarraña. En la feria del año pasado, probamos el Cloteta, un vino de esta pequeña bodega elaborado con Garnacha Peluda que nos conquistó el paladar. En esta ocasión, la casta protagonista fue la Garnacha Blanca, en este monovarietal de intenso color amarillo dorado. Muy aromático: manzana roja, piña y frutas tropicales ("huanabana", sugirió alguien entre los asistentes, y ninguno le pudimos llevar la contraria, dado nuestro desconocimiento más absoluto acerca de dicha fruta). En fase gustativa el Xado Blanco 2014 resultó ligeramente dulce, muy goloso y graso. Agradable y largo. Diferente. Muy interesante.



La guanabana, un fruto desconocido...





lunes, 20 de abril de 2015

> IX Feria de los Vinos de Aragón (I): cata DO. Somontano


Cartel promocional del evento


Un éxito absoluto. No puede calificarse de otra forma la celebración el fin de semana pasado de la IX Feria de los Vinos de Aragón  en Montañana. Un año más se ha convertido en el punto de encuentro indispensable para los aficionados al mundo del vino en Zaragoza. Y allí acudimos puntualmente el viernes para disfrutar de las dos catas previstas para ese día.


Tickets para las catas




La primera de ellas, protagonizada por los vinos de la DO. Somontano, se desarrolló durante más de una hora conducida magníficamente por Raquel Latre, sumiller de Enodestino, quien de forma entretenida, cercana y divertida guió a los más de sesenta asistentes por la orografía, la cultura y la tradición vitivinícola del Somontano oscense. Insistió la ponente en la importancia de "dejarse llevar" durante la realización de la cata, haciendo hincapié en la cata intuitiva, como sintiendo la música durante un baile. Recalcó que "catar es disfrutar" y apostó por "sentir antes que analizar" durante la degustación de los vinos. Antes incluso de servir el primero de los vinos, nos convenció de lo que nosotros hemos denominado La Analogía del Regalo, estableciendo un paralelismo entre las fases de la cata y los pasos que daríamos al recibir un regalo: antes de nada lo miramos, luego lo cogemos, después lo desenvolvemos cuidadosamente, y antes de descubrirlo nos imaginamos lo que puede ser, para finalmente confirmar nuestras suposiciones al tenerlo en nuestras manos. 



Preparativos

Comenzamos la cata con el Mingua Blanco 2014 de Bodegas Fábregas (Barbastro), bodega familiar centenaria que cuenta con nada menos que con la quinta generación de enólogos. Impresionante genealogía que bien merece una visita. Ensamblaje de Chardonnay y Garnacha Blanca, de color amarillo trigueño muy claro. Algo inerte a copa parada, con recuerdos minerales de polvos talco. Una vez agitado aparecen cítricos, pera, manzana verde y heno. Ataque dulce, goloso, con un paso suavemente ácido y final ligeramente amargo. Muy correcto.



Chesa Gewurztraminer 2014

El segundo blanco en liza fue el Chesa Gewurztraminer 2014 de las también barbastrenses Bodegas Chesa, monovarietal de Gewurztraminer, variedad alemana que tan bien se ha adaptado al terroir del Somontano. En la copa se mostró de color amarillo pajizo con ribete verdoso. Muy aromático y perfumado en nariz. Flores blancas, frutas tropicales (lychis) y rosas marchitas, inequívocas notas de esta variedad de uva. Ataque dulce en boca, generosamente ácido y postgusto largo. Nada tiene que envidiar a vinos similares de bodegas más grandes.



Meler Rosado 2013


El Meler Rosado 2014 de Bodegas Meler (Barbastro) llamó de entrada nuestra atención por su etiquetado. Algo más que curiosa su etiqueta infantil de una muñeca con traje regional muy vintage. 100% Cabernet Sauvignon, resultó de un rojo fresa muy llamativo con ribete rosáceo. Aromas de frutos rojos, toques vegetales (hierba, espárragos?). Con carácter en boca, elegante y gastronómico. Buen final. Cómodo de beber y casi imprescindible maridado. No es un rosado para tomar el aperitivo, enlaza más bien con platos de pasta, arroces e incluso carnes blancas. Un vino con personalidad.

La botella del Orache 2012 de Bodegas Alodia (Adahuesca), primer tinto de la cata, tiene un diseño llamativo. También su etiqueta, que recuerda al antiguo papel de embalar. Resalta en ella las palabras "agricultura ecológica", indicativas del tipo de cultivo. Picota de capa alta con ribete ocre. Aroma reductivo (desván, humedad, champiñón) a copa parada, identitario de la bodega. Lágrima de rápida caída algo pigmentada. Frutos negros, carbón vegetal, mentolados y un fondo cárnico. Astringencia media-alta. Postgusto largo. Desconocemos las variedades de uva utilizadas (tal vez Syrah, tal vez algo más...) y tiempo de permanencia en barrica, porque barrica lleva... Un misterio.




Concluímos nuestro paseo virtual por la DO. Somontano con el Aldahara Rasé Syrah 2012 de Bodegas Aldahara (Estadilla), junto con el blanco de Chesa, nuestros preferidos de esta cata. Picota de capa alta y ribete violáceo, lágrima media ligeramente pigmentada. En nariz, aromas de fruta negra (cassis, moras) y mermelada de ciruela. Mentolados. Fondo de incienso y recuerdos de toffe. Final medio-largo muy agradable. Redondo e integrado. Excelente. Un vino ganador...



Panorámica de la sala de catas. Fuente: Enodestino

En la próxima entrada, la segunda de las catas.

Hasta pronto...


martes, 14 de abril de 2015

> Destino: DO. Somontano




Viñedos en el Somontano. El macizo de Cotiella nevado, al fondo.



Tras superar diversas incidencias organizativas (un cambio de fecha y otro cambio de lugar de celebración), tuvimos finalmente el placer de asistir en Tomevinos a la cata protagonizada por los vinos de la DO. Somontano, guiados por la mano experta de Manuel Blasco, gerente de la agencia de viajes Enodestino y experimentado catador .


Cartel promocional del evento. Fuente: Tomevinos


La DO. Somontano cuenta con 4000 hectáreas de viñedo y en ella se integran 32 bodegas que elaboran aproximadamente 15 millones de botellas anuales. Nacida en la década de los ochenta, esta joven denominación de origen ha tenido y tiene una clara vocación exportadora, como bien se atestigua repasando el amplio abanico de variedades de uva que se cultivan y entre las cuales tienen un papel protagonista las uvas foráneas más internacionales (Chardonnay, Gewurztraminer, Riesling, Cabernet, Merlot, Syrah). No obstante, en los últimos años, resulta cada vez más habitual encontrar en el mercado vinos del Somontano elaborados con castas autóctonas (Tempranillo, Garnacha) e incluso con uvas casi olvidadas (Alcañón, Parraleta, Moristel).



Sala de catas en Tomevinos

Iniciamos la noche con el Viñas del Vero Gewurztraminer, vino que resulta bastante más sencillo de beber que de pronunciar. Blanco mítico de la bodega más grande de la denominación, ahora en manos del grupo bodeguero González-Byass, se mostró en la copa de un color amarillo pajizo con reflejos verdosos indicativos de su juventud. Limpio y brillante. En nariz resulta muy perfumado, con predominio de las frutas de hueso (lichis?), melón amarillo muy maduro y un recuerdo a rosas marchitas, éste último difícil de percibir. De entrada cremosa y semidulce en boca, tiene un final ácido bastante largo, levemente amargo. Correcto, aunque dado su precio, quizás esperábamos más de este vino. 

Acerca del segundo vino catado, el Alquézar de Bodegas Pirineos (Barbastro), no detallaremos más sus notas de cata, ya que hace apenas dos meses publicamos una entrada al hilo de una cata exclusiva de dicha bodega.

Poco  a poco fuimos entrando en el territorio de los tintos, con la cata a continuación un vino muy curioso: 12 Lunas Tinto.  La Bodega El Grillo y La Luna (Barbastro), elaboradora de este vino, fundamenta todo su trabajo en el máximo respeto a la naturaleza: cultivo ecológico, laboreo sin mecanización, siguiendo las fases lunares, vendimia manual, selección en bodega racimo a racimo (incluso grano a grano!), prensado suave, etc. Una arriesgada apuesta empresarial que va dando sus frutos, especialmente en el mercado internacional, y que tiene la garantía de estar asesorada por Michel Roland, uno de los enólogos de más renombre de Burdeos. Este concepto de bodega, nos trae a la memoria otra iniciativa similar que ya comentamos en una entrada anterior. El 12 Lunas Tinto procede del ensamblaje de cuatro variedades de uva diferentes (Tempranillo, Syrah, Garnacha y Cabernet) vinificadas por separado. Se presentó visualmente de un color rojo picota de capa alta con ribete granate y lágrima pigmentada. Muy aromático en nariz (fruta negra, regaliz, toffe, cacao). De astringencia y cuerpo medios, el paso por boca es fluido y deja un postgusto medio-largo con regreso de la fruta y los tostados. Interesante, aunque no precisamente barato, algo lógico si se tiene en cuenta cuál es su procedimiento de elaboración.

Alodia Syrah


El siguiente vino fue el Alodia Syrah de Bodegas Alodia (Adahuesca). Esta pequeña bodega abandera el movimiento de recuperación de variedades de uva olvidadas, y tiene en el mercado monovarietales de Parraleta, Alcañón y Moristel, vinos todavía un "poco verdes" si se nos permite la expresión. En unos años este esfuerzo obtendrá su recompensa, pero a día de hoy esos vinos resultan un tanto complicados de introducir y comercializar, primero de todo, por desconocidos, pero también por su precio. Sin embargo, el monovarietal que catamos fue el Alodia Syrah con 4 meses de barrica, elaborado con dicha variedad de uva extendida por casi todo el mundo. Cereza de capa media-alta con menisco rubí, se mostró en nariz muy cerrado de inicio, incluso con un aroma reductivo como de desván nada agradable. Un intenso trabajo de agitación en la copa nos permitió (por fín!) al cabo de unos minutos detectar frutas negras, aceitunas negras, carne ahumada (lomo embuchado?), típicos de la variedad. En boca resultó amplio, aunque demasiado ácido y astringente, detalle éste que unido a su "peculiar" fase nasal, nos hizo concluir que este vino no iba a ser de nuestro agrado.

Etiqueta del Enate Crianza


Otra cosa diferente (muy diferente...) fue la cata del Enate Crianza, tinto clásico de Bodegas Enate, segundo productor de la denominación tras Viñas del Vero. En realidad, entre Enate, Pirineos y Viñas del Vero elaboran el 90% del vino de la DO. Somontano, las demás son casi "bodegas boutique", diminutas pero encantadoras. Este vino se elabora mayoritariamente con Tempranillo, cuya expresión en tierras oscenses es diferente a Rioja, al cual se le añade en el coupage Cabernet Sauvignon, uva tinta francesa reina de Burdeos, antes de pasar a barrica durante 9 meses. Visualmente en la copa se presentó de un color cereza granate de capa media-baja y ribete teja, lágrima media no pigmentada. En nariz resultó obvio el predominio de aromas terciarios derivados de la crianza (torrefactos, tabaco, vainilla, balsámicos) que finalmente dejaron atisbar una escasa carga frutal (ciruela, mora). Nos pareció agradablemente astringente, con postgusto medio-largo, recuerdo de mermeladas, chocolate y final especiado y de hierbas aromáticas. Muy de nuestro estilo.




Concluimos la cata con un par de experiencias sensoriales ideadas por Manuel Blasco. La primera de ellas consistió en comer una chocolatina con la nariz tapada, con la finalidad de aprender a utilizar la boca como órgano táctil, separando su habitual empleo como órgano eminentemente gustativo, y logrando apreciar lo que denominó "aromas en boca", los cuales se manifestaron casi violentamente en el momento en que liberamos la presión de nuestra nariz. El segundo experimento fue la realización de la cata a ciegas de un vino que inicialmente, y en honor a nuestro anfitrión en Tomevinos, lo denominamos The Secret Wine. Tinto de capa media-baja con ribete granate, abundante fruta roja en fase nasal, especias, anis, hinojo, menta. Ataque algo alcohólico de inicio en boca, con cuerpo medio nada pesado, ricamente ácido y largo postgusto. Un vino estupendo. La sorpresa se produjo cuando descubrimos la botella: Secastilla 2010, monovarietal 100% Garnacha de Viñas del Vero, un vino completamente diferente al que nosotros recordábamos haber probado hace años (capa altísima, dulzón, alcohólico, pesado, con cuerpo), nada que ver con el Secastilla actual.



The Secret Wine: Secastilla 2010

Definitivamente en los últimos años la DO. Somontano ha evolucionado. Y lo ha hecho sin duda a mejor, recuperando cierta tipicidad en sus vinos, abandonando aquellos criterios y gustos internacionales que tantos éxitos le reportaron en sus primeros pasos, y atreviéndose a elaborar vinos más pegados al terreno, más originales, también más atrevidos y que con total seguridad serán del agrado del consumidor.

Estaremos esperando...


Foto de grupo al finalizar la cata. Fuente: Enodestino


NOTA: En la presente entrada hemos incluido imágenes tomadas del Facebook de Tomevinos Zaragoza y de Enodestino, con la certeza de que al tratarse de perfiles públicos no habrá inconveniente alguno en hacer uso de ellas. Nuestro agradecimiento a ambos.





viernes, 10 de abril de 2015

> Albret Reserva 2009: una agradable sorpresa...




Nuestras anteriores incursiones en la DO. Navarra se habían limitado hasta la fecha a la degustación de alguno de sus afamados rosados, magníficos hace años aunque algo menos sorprendentes en la actualidad, quizás por el avance y el desarrollo de este tipo de vinos ideales para el aperitivo, los platos de pasta o los arroces, en otras denominaciones de origen más habitualmente frecuentadas por nosotros, por ejemplo la DO. Somontano.

Para ser sinceros, las aproximaciones que habíamos hecho en los últimos meses a los tintos navarros con crianza, no pueden ser calificadas como satisfactorias, de modo que es lógico que el acercamiento al vino que protagoniza esta entrada fuera, más que cauteloso, desconfiado. Si unimos todo ello al hecho de que quien nos obsequió con este vino tampoco depositó en él excesivas esperanzas, el descorche de esta botella sólo puede ser calificado como un auto de fe. Y se dice que la fe mueve montañas...


Albret Reserva 2009 

El Albret Reserva 2009 de las bodegas Finca Albret se presenta exteriormente en botella troncocónica verde oscura, con cápsula y corcho natural de excelente calidad. Etiqueta blanca, de gran tamaño, sencilla y muy atractiva. Contraetiqueta con completa información: variedades de uva, permanencia en barrica y botella, contenido alcohólico, temperatura de consumo, denominación de origen y procedencia geográfica. Estamos ante el producto resultante de un sugerente ensamblaje dominado por la Tempranillo, clara influencia de la cercana y vecina DOc. Rioja, que en esta ocasión viene acompañada de dos variedades tintas foráneas (Merlot y Cabernet Sauvignon), castas éstas últimas que complementan a la perfección las características, especialmente en fase gustativa, de la variedad autóctona mayoritaria. Por un lado la Cabernet logra aportar cuerpo, amplitud y robustez, mientras que la Merlot le confiere elegancia y suavidad.



Detalle de la etiqueta


En la copa se muestra de un intenso rojo picota de capa media-alta con menisco granate y atisbos asalmonados. Lágrima media muy densa no pigmentada y de lentísima caída. Nariz de frutas negras en licor (endrinas?), mentolados, caramelo de café y vainilla. Ataque algo alcohólico que hay que disipar con paciencia en cada copa. Amplio en boca, redondo, amable y de fácil discurrir. A medio trago sorprende cierta astringencia nada molesta, que mantiene su final especiado, quizás responsabilidad de la Cabernet. Beneficiado por una correcta acidez, que equilibra y pondera su generoso contenido alcohólico, resulta un vino muy agradable de beber. Postgusto un poco corto, tal vez demasiado breve, pero muy correcto en general.


Detalle de la contraetiqueta y precinta de la DO

Tal y como adelantábamos en el título de la entrada, el Albret Reserva 2009 ha supuesto una agradable sorpresa. Se trata de un vino para disfrutar, no estamos ante un vino para eternizarnos en la cata, aunque en cada fase se le pueden extraer características dignas de mención, es un vino para degustar y compartir, perfecto para acompañar embutidos, quesos, legumbres y carnes a la brasa, por poner varios ejemplos.

Interesante...


jueves, 2 de abril de 2015

> Cata a domicilio en Montecanal



Invitados por unos buenos amigos (gracias Javier y Rosa), regresamos a su casa de ensueño para dirigir una charla de iniciación a la cata de vinos. En realidad el promotor del evento fue su hijo Nacho, a quien queremos agradecer su capacidad de convocatoria y organización, con especial mención al soporte técnico audiovisual que nos preparó, y que logró que esta cata fuera sin duda un éxito. El evento tuvo lugar en la preciosa cocina de nuestros anfitriones, transformada para la ocasión en una perfecta sala de catas: inmaculados muebles blancos, luminosidad natural proporcionada por los amplios ventanales, pantalla para las proyecciones, etc. 

Como viene siendo habitual, la primera parte de la charla versó acerca de la elaboración, clasificación y procesos de crianza de los diferentes tipos de vino. La segunda parte, mucho más práctica, desarrolló los procedimientos elementales de cata, así como las técnicas más básicas de servicio y descorche del vino. La tercera parte, eminentemente participativa, fue la cata propiamente dicha de los cinco vinos elegidos: dos blancos y tres tintos. Los asistentes tuvieron ocasión de catar un verdejo de Rueda, un chardonnay de Cariñena, un merlot de Somontano, un crianza y un reserva, estos dos últimos de origen riojano.


Preparativos antes de empezar


Descorche


Inmejorable sala de catas


Detallamos a continuación los vinos catados.

CUNE VERDEJO 2013
DO. Rueda. 100% verdejo.

Amarillo pajizo con reflejos verdosos. Limpio y brillante. En nariz predominan las flores blancas, frutas de pepita (pera, manzana verde), algún suave recuerdo cítrico y las esperadas notas herbáceas. En boca es ligero, ricamente ácido, muy fresco. Persistencia media, final levemente amargo y recuerdo anisado.

CARE CHARDONNAY 2014
DO. Cariñena. 90% chardonnay, 10% viognier.
Amarillo pajizo ligeramente dorado. Untuoso, limpio y brillante. Flores blancas y amarillas. Piña, manzana, heno y miel. Voluminoso en boca, postgusto medio largo. Intenso. Cremoso. Elegante. Muy gastronómico.


PIRINEOS TINTO ROBLE 2013
DO. Somontano. 90% merlot, 10% shirah.

Picota de capa media con ribete azulado, gran cantidad de lágrima no pigmentada de rápida caída. Nariz de frutas negras (moras, cassis), canela, pomelo y hoja de tomate, guindas en licor, incienso y un recuerdo a hidrocarburo. En boca es pujante, enérgico, con un elegantísimo final.

VIÑA AMÉZOLA CRIANZA 2010
DOc. Rioja. 85% tempranillo, 10% graciano, 5%mazuelo.

Rojo cereza madura de capa media, ribete granate y lágrima fina algo pigmentada. Nariz elegante, frutos rojos y ciruelas negras. Madera limpia de roble, especias y tabaco. Redondo en boca, nada astringente y con acidez generosa que pondera el alcohol. De trago largo, postgusto medio y muy agradable.

MARQUÉS DE RISCAL RESERVA 2008
DOc. Rioja. 90% tempranillo, 7% graciano, 3% mazuelo.

Rojo oscuro con menisco teja, capa media-baja, limpio, brillante, lágrima fina y poco tintada. En nariz frutos rojos maduros, buena presencia de especias como vainilla y clavo, destacables tostados y un final algo balsámico. En boca tiene cuerpo medio, buen equilibrio entre fruta negra madura y acidez. Taninos maduros, suave, elegante, fácil de beber. Buena persistencia. Un Rioja “de toda la vida”.


Los asistentes, muy interesados



Los cinco vinos protagonistas y el aperitivo dispuesto


A la conclusión de la cata, y como perfecta excusa para ir revisando apreciaciones organolépticas, se sirvió el aperitivo: gambas orly recién hechas, pincho de champiñón y copita de membrillo, queso y nueces. Pura orfebrería culinaria que abrió las puertas al mundo de los maridajes y que nos permitió hacer tiempo hasta que la paella, magníficamente interpretada por chef Javier, estuvo lista. En el transcurso de esos minutos, se efectuó la tradicional votación espontánea para puntuar los vinos degustados, en la cual salieron más que destacados los dos tintos riojanos, en especial el Marqués de Riscal Reserva 2008. Sorprendió gratamente el Viña Amézola Crianza 2010, quizás por desconocido, y sin embargo no terminó de seducir el Pirineos Tinto 2013, un vino que a nosotros nos enamoró en una cata anterior, el cual en esta ocasión tardó en abrirse y al que nos costó sacar todo su potencial en la copa. Los blancos fueron claramente los vinos que lograron menos votos favorables, era de esperar en un auditorio principalmente interesado en tintos con crianza.

Pulsando las opiniones de los asistentes, se valoró que para una futura ocasión, quizás sería oportuno diseñar una cata a ciegas, divertida experiencia enológica entre la adivinanza y el conocimiento, o bien una cata tomando como base los vinos de una sola bodega. En cualquier caso, siempre será un placer para nosotros regresar para compartir una jornada con estos amigos en torno a una copa de vino.

Muchas gracias y hasta pronto.


Posando con el libro que nos regalaron