jueves, 7 de mayo de 2015

> Tauromaquia




En los campos de Zamora se crían desde hace siglos, unos nobles seres tan bonitos como bravos. Su presencia es imponente: oscuros y recios, pero dignos y bellos como bien cabe esperar de tierras tan exigentes y climatología tan extrema. No resulta sencilla su doma ni es fácil sacarles una buena faena, y aún menos sin el pertrecho de la contundente gastronomía de la región, acostumbrada a la cuchara bien cargada y a los manjares algo grasos, imprescindibles ambas cosas en los duros inviernos zamoranos.


Cyan Roble 2012 preparado para la lidia


Detalle de la etiqueta



De la prestigiosa ganadería de Matarromera, en su expansión desde la casi vecina Ribera del Duero, nos enfrentamos con todo el respeto a un ejemplar joven de poco más de dos años de edad con una breve estancia en toriles de roble durante 6 meses. Monovarietal de Tinta de Toro, nacido en 2012 y de nombre Cyan Roble irrumpió desafiante al albero de la mesa de cata en una tarde soleada con algo de viento. Visualmente nos cautivó su moderna imagen, con etiqueta muy original, oscura botella bordelesa estilizada y corcho natural, todo ello de excelente calidad. Lo recibimos en los medios sin más defensa que nuestra copa, ausente cualquier acompañamiento gastronómico, "a puerta gayola" podría decirse. Salió de chiqueros con la fuerza que confiere la naturaleza: cereza de capa algo más que media-alta con ribete granate y escasa lágrima no pigmentada de rápida caída. Colosal y con trapío. Prometedor. 



Contraetiqueta


Una larga serie de capotazos, un par de medias verónicas seguidas por unas vistosas chicuelinas en fase nasal, arrancaron del respetable aplausos en forma de frutos rojos maduros y aromas lácticos y horneados, como de mantecado. Con la muleta se comportó bien en naturales y pases de pecho, sacando su carácter en forma de suaves tostados y mentolados, genuinos testigos de su estancia en roble. Tras la suerte de banderillas, en esta ocasión al recorte que siguió a la agitación en la copa, los aromas de fruta y crianza se fundieron como en un pasodoble

Llegado el momento de la suerte suprema, ligeramente acostados cerca de las tablas, arriesgamos entrando a matar al volapié. Quizás nos faltó algo más de decisión y podríamos haberlo intentando recibiendo, porque al morlaco fuerza no le faltaba. De entrada la media estocada parecía buena en fase gustativa: sabroso, fresco, pujante y con volumen. Sin embargo no fue suficiente todo nuestro arrojo. En boca se pudo apreciar un abrupto sobresalto de astringencia difícilmente atribuible en exclusiva a la crianza. Probablemente nos precipitamos con el estoque y el ejemplar requería de unas largas cambiadas en botella. Postgusto corto aunque suficiente. 

Una difícil faena donde no resultó sencillo encontrar el lucimiento, pero que sin embargo, fue premiada por el más que entendido público asistente con ovación y vuelta al ruedo, sin duda reconociendo el buen hacer del matador ante un ejemplar, este Cyan Roble 2012, algo bronco y de complicada lidia.






NOTA: Rogamos nos disculpen los más puristas del toreo por el empleo en la presente entrada de ciertos términos taurinos, tal vez de forma poco ortodoxa o incluso inadecuada.


2 comentarios:

  1. Maaaa, te has ganado una oreja,...Cereza de capa algo más que media alta no llega a zahíno ¿no?

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    1. No llega a zahíno, pero por poco... Me apetecía escribir algo diferente, y el nombre de la Denominación de Origen invitaba a ello.

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