jueves, 30 de julio de 2015

> Cata de Bodegas Juan Gil







En la actualidad, Juan Gil Bodegas Familiares es un conglomerado de varias bodegas repartidas por toda la geografía española, al frente del cual se sitúa la cuarta generación de bodegueros de esta familia murciana, propietaria de viñedos desde el principio del siglo XX. El próximo año celebrarán el centenario de la creación de su bodega primigenia en Jumilla.

De un modo u otro, la familia Gil siempre ha estado vinculada al mundo del vino, si no como elaboradores, como viticultores o incluso desempeñando labores de administración de cooperativas. Sin embargo fue en el año 2002 el momento de su verdadero despegue comercial. Tras la adquisición y remodelación empresarial de la Bodega El Nido, joya de la corona del grupo a día de hoy, se sucedió la asociación con otros dos grupos bodegueros (Jorge Ordoñez y Avante Selecta), joint venture que a lo largo de diez años permitió la introducción de sus vinos en el selecto y cada vez mejor informado mercado norteamericano. Tras un decenio más que exitoso, se produjo un inevitable distanciamiento entre las partes, situación que derivó en intercambios de bodegas y permutas de nombres comerciales.


Distribución de bodegas. Fuente: gilfamily.es


A día de hoy, Juan Gil Bodegas Familiares cuenta con instalaciones propias en diferentes zonas geográficas, deliberadamente alejadas de las denominaciones de origen más conocidas, ya que una de las premisas de la empresa es la búsqueda de estilos definidos de vino y la elaboración a su vez de vinos con personalidad, originales, poco habituales, con tipicidad y siempre primando la calidad del producto final. Jumilla, Almansa, Montsant, Calatayud, Rueda, Castilla-León y Rias Baixas son las DO en las que la empresa está asentada, por ahora... Su equipo de enólogos está integrado por personal autóctono y por profesionales punteros de categoría internacional, la mayoría  de ellos australianos, que realizan visitas a las bodegas del grupo durante la floración, durante la vendimia y por supuesto durante todo el proceso de vinificación. El grupo cuenta con viñedos propios pero también adquiere uva a otros viticultores, siempre con compromiso de compra, y desde luego con el objetivo de mantener una elevada calidad, lo cual se traduce en vinos de alto standing, vinos de cierto precio, no al alcance de cualquier consumidor.


Vinos protagonistas de la cata


Fuimos invitados a participar en una cata de este grupo bodeguero organizada por Tomevinos. Nuestro desconocimiento más absoluto acerca de esta bodega, salvo por las referencias leídas acerca de sus vinos más premiados, nos animó a acudir. Comenzamos probando el Shaya, blanco joven de la vallisoletana DO. Rueda, monovarietal de Verdejo, elaborado por la bodega del mismo nombre. Vinificado en depósitos de acero inoxidable, aunque una pequeña parte realiza fermentación en barrica, importantísimo detalle como veremos a continuación. Botella borgoñona con etiqueta entre bucólica y soñadora, extraña pero atractiva. Visualmente es de un color amarillo pálido, pajizo más bien, apenas sin ribete. En nariz  a copa parada recuerda de inicio a talco y algodón, dejando aparecer al oxigenarse las frutas tropicales y los albaricoques. De tacto untuoso y algo glicérico gracias a ese paso por barrica, resulta atractivamente mineral y delicadamente ácido. Postgusto largo, algo cálido por su contenido alcohólico, levemente amargo. Típico verdejo, pero de nivel...



Shaya y Shaya Habis

Subimos un escalón pasando a catar el Shaya Habis, también 100% Verdejo pero con crianza en barrica de roble durante 8 meses. Botella borgoñona de gran calidad y etiqueta en la línea de su hermano menor. Amarillo brillante con ribete verdoso. Su fase nasal es una delicia: complejo, sutil y elegante. Cítricos, flores blancas, nata y mantequilla. Acompaña un fondo de ebanistería, con un recuerdo de madera nueva, tenue y agradable. En boca es amplio, con predominio de frutas amargas bien equilibradas con la acidez. Con sinceridad, no parece un Verdejo, recuerda más a un bien elaborado Chardonnay. Sin duda, un vino sensacional.



Etiqueta del Entresuelos


Resistiéndonos a apurar la copa del Shaya Habis, pasamos a degustar el primero de los tintos. El Entresuelos es un monovarietal de Tempranillo (¿o es Tinta de Toro?) elaborado por Bodegas Tridente a pocos kilómetros de Zamora. Es etiquetado bajo la IGP (Indicación Geográfica Protegida) Vinos de Castilla-León, sutilmente "trasladado" de la zamorana DO. Toro, quizás de forma deliberada para "minimizar" la vinculación con los potentes vinos de dicha denominación y favorecer de esa manera su comercialización. Se presenta en botella bordelesa troncocónica casi negra, con una etiqueta..., bueno, que cada uno juzgue y opine. En nuestra modesta opinión es absolutamente indescriptible. Según nos informaron, cada bodega del grupo cuenta con su propio diseñador, de esa manera se logra aún más otorgar personalidad a la etiqueta de cada vino, a costa de perder imagen corporativa del grupo bodeguero, como demostración fidedigna de que lo verdaderamente importante son los vinos, no la empresa ni la bodega.





El Entresuelos podría catalogarse como un roble, un semicrianza, ya que después de la maceración y fermentación de la Tinta de Toro (perdón..., la Tempranillo) en depósito de acero inoxidable, permanece en barrica de roble francés durante 6 meses. Visualmente el resultado es un vino de color rojo picota de capa media-alta con ribete rubí y lágrima pigmentada. Ataque algo alcohólico en nariz que deja paso a frutas negras, café y regaliz. Muy intenso y protéico. Recuerdos de pimiento y humus a copa parada. En boca está bien estructurado, de astringencia media y acidez interesante. Postgusto un poco corto. Es un vino con potencial de guarda, evolucionará bien en botella, a diferencia de los robles de Ribera del Duero, la mayoría de ellos de consumo inmediato más que aconsejable. Interesante vino.



Imagen promocional del Tridente Tempranillo



Concluimos la noche con la cata del Tridente Tempranillotambién monovarietal de Tempranillo (¿?) elaborado por la misma bodega que el vino anterior. Como curiosidad añadiremos que se elaboran otros dos Tridentes más, un Tridente Prieto Picudo y un Tridente Mencía, monovarietales de dichas casta autóctonas. El vino que nos ocupa se diferencia del Entresuelos en la duración de la maceración-fermentación alcohólica, algo más prolongada en el caso del Tridente, y también en que la fermentación maloláctica se realiza en este caso en barrica. La crianza posterior en barrica de roble francés es también más larga y se extiende hasta los 15 meses. Botella y etiqueta de diseño muy en línea con el anterior.

Una vez en la copa, el Tridente Tempranillo se muestra de color rojo cereza con ribete entre granate y malva, de capa alta y lágrima pigmentada de rápida caída. Fase nasal con predominio de la fruta roja muy madura, en compota. Cacao y especias. Muy seductor en nariz. En boca es potente y muy complejo, de astringencia marcada (barrica nueva?), carnoso y de gran volumen, casi masticable. Largo final con recuerdo de canela y torrefactos. Imprescindible maridarlo con alimentos grasos y platos contundentes. Para pertenecer a la IGP Castilla-León, hay que ver cómo nos recuerda a los vinos de la DO. Toro.

Bodegas Juan Gil. Una familia de honda tradición vitivinícola, arraigada en Murcia pero con múltiples ramificaciones nacionales e internacionales, elaboradora de vinos originales y únicos, que parecen ser una cosa y son otra bien diferente. Verdejos que se asemejan a Chardonnays, Tempranillos que recuerdan a Tintas de Toro, etiquetas impensables, nombres extraños.

Si se trata de sorprender, conquistar y seducir al consumidor, el objetivo se ha logrado.



lunes, 6 de julio de 2015

> No limits...


Imagen promocional del evento



Parece más que evidente que en los próximos años la gran batalla comercial en el sector del vino se librará en la conquista del mercado joven, más concretamente en el rango de los 20-30 años de edad. En ese sentido, las bodegas más vanguardistas y abiertas a la introducción de elementos basados en las nuevas tecnologías, llevan cierta ventaja sobre las más tradicionales.

Tuvimos ocasión el pasado mes de Mayo de asistir en Tomevinos a la presentación de una curiosa iniciativa tecnológica de la Bodega Grandes Vinos y Viñedos, perteneciente a la zaragozana DO. Cariñena, acción publicitaria recientemente dada a conocer en el Salón Gourmet de Madrid, en la que vino a ser la privilegiada primera demostración de la misma en una vinoteca en España. Una hiperexperiencia basada en realidad virtual diseñada por la joven empresa aragonesa Deusens Technologies, muy conseguida pero todavía un poco pendiente de implementar, que persigue potenciar la comunicación de la bodega y, lo que es más importante, aproxima el mundo del vino a los consumidores más jóvenes. 




Dos capturas de la hiperexperiencia. Fuente: marketingyvino.com


Unas gafas de realidad virtual y unos auriculares con música clásica nos sitúan abordo del simulador de una montaña rusa que sobrevuela las viñas y desciende al subsuelo de la sala de barricas. La sensación al tomar la primera curva no puede ser más impactante. El resultado visual está muy logrado, gracias al estupendo juego de luces (sol, penumbra, oscuridad). Lástima su breve duración, menos de 90 segundos. Quizás sea mejorable el aspecto sonoro y dando un paso más, teniendo en cuenta que hablamos de vino, si se nos permite, tal vez se podría completar la experiencia con algún elemento de aromaterapia. Ahí queda el desafío para la gente de Deusens...

Grandes Vinos y Viñedos es una bodega puntera en tecnología (embotelladora, reciclado, protección medioambiental) y en esta ocasión ha demostrado serlo también en el campo de la publicidad. Los más de 20 millones de botellas elaboradas cada año, se agrupan en múltiples y variadas gamas y familias de vinos, una para cada público, una para cada sector. Objetivos comerciales diversos, obligan a distintos productos, etiquetados y presentaciones. La posterior cata con la que se completó la hiperexperiencia nos dio la oportunidad de probar vinos de tres gamas diferentes de la bodega.


Vinos protagonistas de la cata

El Circo Chardonnay 2014
100% Chardonnay. Visualmente es amarillo pajizo muy tenue. En nariz predominan las flores blancas marchitas, los cítricos (lima) y el plátano. Muy aromático pero de abanico poco amplio. De tacto cremoso (yogur de limón). Algo alcohólico, muy "cariñena". Punto salino. Postgusto largo. Decepciona un poco, en relación a otros chardonnays.

El Circo Merlot 2014
100% Merlot. De capa media alta y ribete granate. Lágrima media, lenta y pigmentada. En nariz resulta algo cárnico y proteico a copa parada. Atractivamente mentolado (eucalipto, fresno) y ligeramente ácido. Ciruelas y grosellas en compota. Pimentón dulce. Astringencia media. Un merlot nada habitual.


Beso de Vino Selección y su inconfundible etiquetado.

Beso de Vino Selección 2014
85% Syrah+15% Garnacha
Destinado a exportación. Tapón de rosca microperforado. 3 meses de barrica. Botella bordelesa de color verde. Vistosa y original etiqueta de Kukuxumusu, con destacada presencia de "Antonio, el toro". Picota de capa media-alta con ribete rubí. Abundante lágrima muy pigmentada. A copa parada, explosión de frutas rojas, petit suisse de fresa. Regaliz negro. Lácteos. Eucalipto. Azúcar quemado, caramelo. Nata. Riquísima fase nasal. En boca se revela un puntito astringente de entrada. Nada pesado. Postgusto a caramelo de mora. Muy gastronómico.

Tuvimos ocasión de catar dos vinos más, el Corona de Aragón Rosado 2014 y el Corona de Aragón Tinto 2014, cuyas notas de cata ya detallamos en una entrada anterior.


Michael Cooper durante la cata.

Entre los asistentes al evento, nos llamó la atención la presencia de varios dibujantes, verdaderos artistas, versátiles y polifacéticos, ya que fueron capaces de crear en minutos auténticas maravillas gráficas a la vez que cataban los vinos, mientras que los demás nos dedicábamos en exclusiva a lo segundo. Su interesante blog De Vuelta con el Cuaderno se puede visitar aquí. 

De la más vanguardista tecnología digital a la tradición y el encanto de los lápices de colores y los pinceles. Así es el inabarcable mundo del vino, un constante bucle temporal que logra encontrar impensables nexos de comunión entre personas aparentemente muy diferentes entre sí. 


Los artistas con sus creaciones