lunes, 26 de octubre de 2015

> Bodegas Sommos (y III): la cata




A pesar de tratarse de un espacio sin luz natural, Bodegas Sommos cuenta con la que probablemente sea la sala de catas más técnica y profesional que hemos visto nunca. Entrar a dicha sala es acceder temporalmente a un lugar de retiro, de reflexión, donde los vinos de la bodega van a ser venerados y merecen el máximo respeto. Incluso da la sensación de contar con cierto aislamiento acústico, pues una vez cerrada la puerta, si los asistentes optan por ese momento de introspección al que nos referimos, nada se escucha salvo el suave zumbido de la iluminación.


Sala de catas de Sommos



Interior de la nave Discovery. "2001, odisea del espacio"


Como no puede ser de otra forma, la sala de catas de Sommos es de un blanco níveo, con un diseño futurista acorde a la bodega. A los más cinéfilos les podría incluso recordar al interior de la nave Discovery de la película "2001: odisea del espacio" (Stanley Kubrick, 1968) o también al de la Nostromo del filme "Alien, el octavo pasajero" (Ridley Scott, 1979). Los pupitres y el mobiliario son del mismo color que las paredes, el suelo y el techo. Cada asistente encontrará en su puesto de cata unas preciosas copas de excelente calidad cuyo diseño también recuerda, desde luego no casualmente, a la arquitectura del edificio. Merece comentario aparte el sistema de iluminación, tenue y ligeramente azulado el de las paredes, que apenas contrasta con la magnífica luz blanca individual dispuesta en cada puesto de cata, ideal y perfecta para poder apreciar colores, capas, ribetes y reflejos en cada vino. No habíamos visto nunca nada igual.



Sala de catas de Sommos


Nuestra encantadora guía, Noemí, nos sirvió los vinos seleccionados para la cata y nos fue conduciendo a lo largo de las diferentes fases de la misma, logrando extraer y desgranar cada una de las características organolépticas presentes en nuestras copas. Detallamos a continuación nuestras notas particulares de cata.



Glárima Varietales Blanco, Glárima Varietales Tinto y Merlot Colección


GLÁRIMA VARIETALES BLANCO 2014
Chardonnay, Gewürztraminer, Pinot Noir (40-40-20)
Rendimiento medio 1,5 kg/cepa
4 meses de barrica nueva.
Amarillo dorado con ribete plateado. Predominio de aromas a piña y otras frutas tropicales, también cítricos aunque más ocultos. Recuerdos de jazmín. Muy redondo en boca. Largo postgusto. Como curiosidad añadiremos que se detectan aromas terciarios al evolucionar en copa, con recuerdos de mantequilla, pan tostado y bollería.

GLÁRIMA VARIETALES TINTO 2013
Tempranillo, Merlot, Syrah, Cabernet (35-35-20-10)
Rendimiento medio 1 kg/cepa
8 meses de barrica.
Visualmente de capa media-alta con ribete rubí. Fruta roja y negra en fase nasal, muy rica y variada. Cacao, vainilla, pimienta, clavo, toffee. Incienso, humo, carbón. Astringencia media-alta muy bien integrada. Postgusto largo. Final sutilmente amargo.

MERLOT COLECCIÓN 2010
100% Merlot
Rendimiento medio 0,5 kg/cepa
Maloláctica en barrica. Crianza de 12 meses en barrica.
Capa alta y menisco granate. Predominio en nariz de las frutas negras, también regaliz negro y cueros. Pimientas (blanca y negra). Notablemente ácido. Postgusto medio. Postgusto tal vez demasiado corto.

GEWÜRZTRAMINER COLECCIÓN 2014
100% Gewürztraminer
Rendimiento medio 1,6 kg/cepa
4 meses de barrica nueva. Batonage diario.
De color amarillo dorado con ribete verdoso. Fase nasal propia de la variedad, más floral que frutal. Lichis, rosas y manzana. Muy elegante y aromático. En boca es graso, untuoso, meloso. Más cítrico en boca de lo esperado. Amable final de duración media.




Los cuatro vinos protagonistas

Fue una cata relajada y sin prisas, conversada y participativa. El hecho de contar con suficientes copas nos parece imprescindible para realizar una cata de calidad. La evolución de los vinos en copa sólo puede apreciarse si se dispone de tiempo para permitir su oxigenación. De no haber sido así, nos hubiéramos perdido esa transformación olfativa del Glárima Varietales Blanco, verdaderamente sorprendente, o ese final de "incienso y catedral" del Glárima Varietales Tinto que tanto nos enamora. Fueron curiosamente estos dos vinos los que más nos gustaron, quizás nuestras expectativas acerca de los otros dos monovarietales eran demasiado altas, o tal vez no logramos apreciar adecuadamente sus indudables cualidades. Quien sabe...



Selfie durante la cata

Concluimos aquí esta trilogía de entradas dedicadas a Bodegas Sommos. Nos hubiera gustado ampliar esta visita con un paseo guiado por el viñedo así como disfrutar de una comida en su restaurante con esas espectaculares vistas. Ambas cosas quedan pendientes para una futura visita.

Volveremos para certificar que, en ocasiones, las segundas partes pueden ser aún mejores que las primeras.





jueves, 22 de octubre de 2015

> Bodegas Sommos (II): la visita






Hace poco más de diez años, si algún viajero dirigía su vista hacia el noreste, aproximadamente a mitad de camino entre las localidades oscenses de Barbastro y Monzón, no hubiera visto nada que le llamara la atención. Unas suaves lomas, en nada diferentes de otras colindantes, con algún campo de cultivo probablemente de cereal y poco más. En la actualidad, la imagen es bien distinta. Ya desde la misma carretera es posible divisar una imponente construcción de acero  y cristal rodeada de viñedos, formas geométricas nada caprichosamente distribuidas que conforman lo que algunos han bautizado como el "Guggenheim del Somontano" y que en realidad es el edificio central de Bodegas Sommos, una superposición de paralelepípedos en la que las líneas rectas imponen su ley. La construcción, obra del arquitecto riojano Jesús Marino Pascual, se divide superficialmente en tres naves radiales (elaboración, crianza y botellero), y decimos superficialmente porque es en el subsuelo donde la bodega tiene su auténtico corazón, un territorio vetado al común de los mortales en el que tan sólo la uva, el vino y la tecnología tienen cabida.



Viñedo casi otoñal

Selfie en el viñedo


El camino perfectamente asfaltado que asciende hasta el aparcamiento en una suave pendiente está elegantemente jalonado por viñedos plantados en espaldera, son parte de las más de 350 hectáreas propiedad de la bodega de las que procede la uva con la que se elaboran los prestigiosos vinos de Sommos. La totalidad de la superficie cultivada incorpora riego por goteo subterráneo. Las variedades internacionales (Cabernet, Merlot, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay y Gewürztraminer) son mayoritarias, lógico en una bodega con una gran vocación exportadora, aunque conviven con castas autóctonas (Tempranillo, Garnacha, Moristel y Parraleta), estas últimas en un evidente guiño a la tradición y a los orígenes. Una última rampa curvada a recorrer a pie hasta la puerta de recepción de visitas, rodea un bonito lago artificial con su correspondiente surtidor ornamental. 



Recepción



Tienda



Sala de proyecciones


La zona de recepción es amplísima, un gran espacio diáfano que sirve de distribuidor hacia la sala de catas, la sala de audiovisuales, el acceso a la nave de elaboración, la tienda y el wine-bar. Nuestra amable guía, Noemí, nos condujo en primer lugar a la sala de proyecciones, un moderno cine en pequeño, donde pudimos visionar un moderno documental explicativo acerca de las principales técnicas de viticultura y elaboración, una filmación impresionante, superponiendo imágenes reales con explicaciones técnicas realizadas por ordenador, al más puro estilo CSI. Al inicio intentamos seguir las explicaciones técnicas, pero al poco tiempo, nos entregamos inconscientemente al mero disfrute visual y auditivo. Nos dejó boquiabiertos.



Vendimia nocturna. Fuente: bodegasommos.com

Sistema óptico de selección de granos. Fuente: Facebook de la bodega


Los avances tecnológicos son esenciales para comprender Bodegas Sommos. Por supuesto la vendimia es mecanizada, con despalillado automatizado en el viñedo, siempre nocturna para mantener baja la temperatura de la uva. Las bayas se trasladan en remolques de acero inoxidable, con el fondo en forma de uve para minimizar el aplastamiento de las mismas, y son rociadas con nieve carbónica (hielo seco) antes de cerrar el remolque para su traslado isotermo hasta la bodega. La selección manual de granos ha sido recientemente sustituida por una nueva máquina de selección óptica, de manera que las dos únicas acciones que se realizarán directamente por la mano del hombre en la vendimia del 2016 serán el aclareo de racimos previo a la vendimia y el batonage en barrica durante la segunda fermentación. Absolutamente todo lo demás estará automatizado, no es por tanto extraño que la plantilla de Bodegas Sommos no supere la docena de personas.



Sala de elaboración



Objeto volante identificado (OVI)


Accedimos por unas escaleras a un mirador que nos proporcionó una visión elevada de la sala de elaboración y la sala de barricas. Es lo más cerca que estuvimos de los vinos antes de ser embotellados. Todos los vinos de la bodega realizan la fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable refrigerados mediante serpentines y camisas. La distribución del agua para dicha refrigeración se realiza de un modo curioso y discreto, mediante el empleo de unas conducciones tubulares de acero que se integran en las barandillas, algo verdaderamente original. La carga de los depósitos se realiza con la ayuda de OVIs (objetos volantes identificados) manejados por un puente-grúa dirigido por ordenador. Lo mismo puede decirse de los remontados de los vinos tintos, procedimiento similar al explicado en nuestra visita a Viña Real (Laguardia) en una entrada anterior. Para el prensado del sombrero se emplea una prensa neumática vertical, una suerte de airbag gigante que posibilita un prensado suave de los hollejos, sin romper las pepitas, minimizando así la transmisión al vino de sabores herbáceos. El piso inferior de la sala de elaboración no es visible ni visitable, y en él se alojan los depósitos de hormigón donde la mayor parte de los vinos realizan la segunda fermentación (maloláctica).



Sala de barricas



Existe una excepción, el Sommos Premium, vino top de la bodega, ensamblaje de Tempranillo, Merlot y Syrah, que fermenta en tinos de roble francés con capacidad para 16 toneladas de uva, para luego pasar a realizar maloláctica en barrica, con batonage 3-4 veces al día. Esta técnica se realiza en la planta superior de la sala de barricas, quedando la planta inferior destinada a albergar el grueso del parque de barricas de la bodega, unas 800 unidades, con un periodo medio de uso de 6-7 años. Todos los vinos de Sommos, en mayor o menor medida, tienen su correspondiente permanencia en madera. Para que dicha estancia sea más placentera, la luz es tenue y por unos altavoces suena música clásica. También con cierta frecuencia, se realizan nebulizaciones de agua sobre las barricas, con el fin de mantenerlas ligeramente húmedas para reducir las pérdidas por absorción de vino por parte de la madera de roble. 

Un último detalle tecnológico antes de continuar. El transporte de la barricas para realizar los trasiegos y las limpiezas, tampoco lo realiza la mano del hombre. De ello se encarga un robot inteligente denominado Irius Explorer, dirigido mediante ordenador, el cual es capaz de leer los códigos de barras identificativos de cada barrica. Tiene capacidad para transportar dos barricas simultáneamente, y para no extraviarse, se guía virtualmente por unos elementos decorativos llamados "antorchas", distribuidos por la sala de barricas, que en realidad son los sensores de dirección del robot. 



Viticultura de precisión


Para terminar, comentaremos dos avances tecnológicos más, en esta ocasión desde el cielo. Las 355 hectáreas de viñedo están plantadas de una forma impecablemente rectilínea, un logro espacial (y nunca mejor dicho) realizado con la colaboración de los satélites de geoposición que utilizamos en nuestros aparatos GPS y que también guían a las máquinas sembradoras de Sommos. El segundo avance tecnológico vuela algo más bajo. A finales del mes de junio, la bodega realiza unos vuelos con avioneta para tomar imágenes infrarrojas que se utilizan para completar un mapa de teledetección de maduración de las uvas y así determinar con antelación el orden a seguir durante la vendimia. Alucinante...



Jaulones de botellas. Club Premier


Entrada al restaurante


Por último, antes de pasar a la sala de catas, tuvimos ocasión de ver el denominado Club Premier, un rincón privilegiado del botellero de la bodega donde se guardan, conservan y protegen, los jaulones de botellas de los clientes más selectos. Existe también un espacio donde dichos clientes pueden degustar sus vinos. Se trata principalmente de grandes empresas, que en ocasiones señaladas o con clientes especiales, tiene a su disposición dichos vinos incluso para tomarlos durante las comidas que en el moderno restaurante de la bodega se celebran. 

En la próxima entrada, la información acerca de la cata.






lunes, 19 de octubre de 2015

> Bodegas Sommos (I): del ladrillo a la barrica...



Bodegas Sommos (Barbastro) DO. Somontano



Durante los años más expansivos de la economía española, fueron numerosas las empresas dedicadas a la construcción que decidieron diversificar sus inversiones en otros sectores. En ese sentido, el sector bodeguero se convirtió en uno de sus objetivos prioritarios, pues aunaba por un lado el reconocimiento de un producto valorado dentro y fuera de nuestras fronteras como es el vino español, con el diseño arquitectónico de vanguardia, otra actividad de prestigio y renombre a nivel internacional.



Acceso a Bodegas Sommos entre viñedos


Algunas empresas constructoras adquirieron bodegas ya existentes, muchas de ellas históricas y de renombre, pero otras tomaron la decisión de empezar desde la base, construyendo desde cero su propia bodega, para lo cual se contrató a arquitectos responsables de diseñar proyectos verdaderamente impactantes. No se trataba de pasar desapercibidos y de elaborar buenos vinos sin más, como si no fuera suficiente el desafío, el objetivo era indudablemente crear una imagen emblemática de marca. Naturalmente que dichos proyectos exigían, por un lado, importantes inversiones económicas para la adquisición de los terrenos, el diseño, la construcción y el desarrollo de la bodega, aspectos todos ellos que poco o nada preocupaban a esos gigantes empresariales acostumbrados a operaciones monetarias de vértigo en aquella España próspera en torno al cambio de siglo. La segunda exigencia de esos proyectos bodegueros auspiciados por empresas constructoras era el tiempo, no sólo para la construcción de sus obras en ocasiones faraónicas, sino también para permitir el crecimiento de los viñedos recién plantados, la optimización de sus técnicas de vinificación y elaboración, así como la implantación de una red comercial sólida y solvente. Sin embargo, la rentabilidad a medio plazo no era un fin prioritario, ya se obtenían jugosos beneficios en otros sectores, la imagen de la compañía y la búsqueda de un renombre y un prestigio sí eran, sin embargo, la meta última de tales proyectos.



Bodegas Sommos, el Guggenheim del Somontano




En ese marco, el grupo empresarial riojano Proconsol encargó al arquitecto Jesús Marino Pascual el diseño de una nueva bodega cerca de Barbastro (Huesca). La plantación del viñedo se fue realizando de manera simultánea a la construcción del edificio, de manera que quienes tuvieron la ocasión de ser testigos de aquellas obras, vieron crecer de la nada, en mitad de una loma, una construcción moderna y futurista que poco a poco se fue rodeando de vides. El inicio de las obras fue en Enero de 2005 y la inversión inicial se estima que pudo rondar los 90 millones de euros. Nacía así Bodegas Irius, un prodigio arquitectónico que alberga una bodega altamente tecnificada, la segunda más tecnificada del mundo después de una bodega californiana, con el claro objetivo de elaborar vinos de gran prestigio, vinos de calidad que estaban llamados a posicionarse en la mitad alta de la tabla dentro de la DO. Somontano. 


Bodegas Darien (Logroño)

Bodegas Antión (Elciego)

Y así fue durante unos años, los vinos de Irius (con su gama Absum al frente) fueron ganando cuota de mercado, en especial en el sector exportador, hasta que a mediados de 2012, estrangulado por las pérdidas derivadas del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el grupo Proconsol presentó un concurso de acreedores que afectó de lleno a sus planes bodegueros. Se deshizo de Bodegas Darien (Logroño) y de Bodegas Antión (Elciego) y muy recientemente, en Agosto de 2015, alcanzó un acuerdo con el conglomerado empresarial fragatino Grupo Costa, en virtud del cual éste se convertía en propietario de Bodegas Irius, las cuales han pasado a conocerse tras el cambio de gestores como Bodegas Sommos. El Grupo Costa sitúa sus empresas en sectores tan diversos como los productos fitosanitarios, la fabricación de piensos, el sector ganadero y los concesionarios de automóviles, pero a lo largo del año 2015 ha adquirido dos bodegas, Sommos (Barbastro) y Vinae Mureri (Murero), tal vez desvelando un cambio en sus planes empresariales futuros.





355 hectáreas de viñedo en espaldera rodean el edificio de Sommos




En la actualidad, Sommos se encuentra en plena fase de transición de imagen y cambio de marca. Sin embargo, en su quehacer diario nada ha cambiado. El cuidado del viñedo, plantado íntegramente en espaldera, la vendimia mecanizada nocturna, el manejo de la uva, las técnicas de vinificación, la plantilla, incluido su enólogo jefe Oscar Martínez, siguen siendo las mismas piedras angulares que llevaron al éxito a Irius

En la próxima entrada, todos los detalles de la visita.




viernes, 9 de octubre de 2015

> La fe de Alodia


Amenazante tormenta sobre Alquézar






Cuenta la tradición que hacia el año 851, en plena ocupación musulmana, vivieron en Adahuesca (Huesca) dos niñas llamadas Alodia y Nunilo (Nunila o Nunilón, según las fuentes), hijas de uno de aquellos matrimonios mixtos tan habituales en la época, de padre musulmán y madre cristiana. La ley religiosa de entonces obligaba a los descendientes a profesar la religión del padre, sin embargo Alodia y Nunilo, a pesar de su corta edad, entre 12 y 15 años, decidieron seguir siendo cristianas después del fallecimiento de sus padres. Su tío paterno, tal vez con la intención de arrebatar a las niñas sus tierras y posesiones heredadas al quedarse huérfanas, las denunció a las autoridades. Alodia y Nunilo fueron apresadas y retenidas en la cercana villa de Alquézar y posteriormente condenadas a muerte, sin embargo en ningún momento apostataron de su fe cristiana, dando un ejemplo de fe y perseverancia. El 21 de Octubre se hizo efectiva la sentencia y fueron decapitadas. Sus cadáveres fueron obscenamente abandonados en el monte para que fueran devorados por las alimañas, pero ningún animal salvaje se aproximó a ellos, incluso la leyenda habla de que durante la noche unas luces misteriosas iluminaban el lugar. Empezó así a forjarse la creencia entre los cristianos de que las niñas eran santas, y las autoridades musulmanas decidieron arrojar los cuerpos a una sima o pozo para evitar que fueran motivo de veneración. Finalmente los restos fueron recuperados en el año 880 y trasladados al Monasterio de Leyre (Navarra). No obstante,  y esto ya forma parte de la leyenda, incluso en la actualidad existe la creencia de que el agua del pozo donde yacieron los restos de Alodia y Nunilo tiene características milagrosas.



Una gran A genuflexa es la imagen corporativa de Bodegas Alodia




Regresando al presente, situémonos en el año 2005, momento en que vieron la luz los primeros vinos de Bodegas Alodia, una pequeña empresa familiar dedicada al cultivo de la vid, el cereal, el almendro y el olivo. La plantilla la integran Sergio Labata (propietario, enólogo e incansable trabajador) y su esposa Beatriz, un torbellino de energía responsable de la administración, el departamento comercial y el enoturismo de Bodegas Alodia. Por si fuera poco con atender las tierras, la bodega y a su familia, planean la inminente apertura de un restaurante en el piso superior, con una apuesta gastronómica basada en la cocina tradicional, los productos autóctonos y la caza. Sirva como dato que el aceite que se empleará en el restaurante tendrá su origen en un olivar de más de 700 años de antigüedad que será visible para el comensal desde la propia mesa.



Bodegas Alodia (Adahuesca)



Adscrita a la DO. Somontano, con todos los pros y contras que ello conlleva, ya desde sus inicios Bodegas Alodia apostaron firmemente por la recuperación de variedades de uva autóctonas casi perdidas, abandonadas o relegadas a un papel minoritario por el empuje comercial de las castas foráneas, ampliamente utilizadas por las bodegas más grandes de la denominación. La búsqueda de un factor diferenciador es absolutamente vital para la supervivencia de esas bodegas pequeñas que, ni por precio ni por volumen de producción, pueden competir con las bodegas grandes, verdaderos gigantes empresariales a nivel nacional. Pero precisamente ahí reside el encanto, en la valoración del esfuerzo personal y de las cosas bien hechas por parte de todos aquellos pequeños productores que con pocos medios y mucho entusiasmo sacan adelante sus vinos. Obviamente el canal de comercialización debe ser también diferente, y en este proceso juega un papel imprescindible la comunicación personal. En este sentido intentaremos aportar nuestro humilde apoyo a este grupo de encantadoras bodegas-boutique al cual, sin duda, pertenece Bodegas Alodia. 

El cuidado de las 17 hectáreas de viñedo propio sin regadío con las que cuenta Alodia es el origen de todo. Una decidida apuesta por la viticultura sostenible es el aval de unos vinos excelentes, con personalidad y gran expresión. El cultivo en espaldera que facilita la vendimia mecanizada y el despalillado en viñedo son las únicas actividades que se realizan dejando un poco al margen a la tradición, el resto de las labores de viticultura y vinificación son un homenaje al concepto de terroirpalpable en cada una de las 60000 botellas anuales que se elaboran. 



Exposición de vinos. Bodegas Alodia

Todos y cada uno de los vinos tranquilos (no espumosos) que se elaboran en Alodia tienen su correspondiente paso por barrica, incluso el blanco monovarietal de Alcañón, variedad de maduración tardía (se vendimia a finales de septiembre o incluso primeros de octubre) y gran exuberancia foliar que obliga a realizar severas podas en verde, llegándose a desechar aproximadamente el 40% de los racimos. Durante siete añadas consecutivas Alodia ha intentado la elaboración de este vino, hasta que por fin en el 2013 se logró obtener aquello que perseguía el enólogo casi como un reto personal. En la actualidad se elaboran unas 3000 botellas anuales del Alodia Alcañón, otorgando a Alodia la distinción de ser la única bodega en el mundo que elabora un monovarietal de esta casta blanca casi olvidada. Visualmente es de un amarillo tenue con reflejos verdosos, con predominio en nariz de flores blancas, manzana y plátano. En boca es un blanco intenso, muy seco, de acidez marcada y largo postgusto. Bastante peculiar.



Parraleta, Syrah y Alcañón. Bodegas Alodia



El segundo monovarietal que tuvimos ocasión de probar fue el Alodia Parraleta, vino que realiza maloláctica en barrica y de larga permanencia en madera, aproximadamente 14 meses, condición ésta absolutamente imprescindible para amalgamar esta uva autóctona de carácter poderoso. El resultado es un tinto de capa bien alta y ribete rubí, algo cárnico de inicio, con fondo de café, tostados y ciruela negra. Agradablemente ácido en boca y con postgusto medio, tal vez algo corto. Muy gastronómico.



Alodia Syrah



Como contrapunto al anterior, continuamos la degustación con el Alodia Syrah, un vino bien diferente, menos robusto y más sutil, con 8 meses de barrica de roble americano. Rojo cereza de capa media-alta y menisco granate, de ataque algo reductivo en nariz, mejora mucho en copa, mostrando aromas a frutas negras, ahumados y especias. Sedoso, carnoso, ligero y agradable en boca. Postgusto de duración media. Muy interesante. A decir verdad, esta cata nos hizo modificar nuestra opinión acerca de este vino, probado con anterioridad en otro evento. 

Lo avanzado de la temporada unido al considerable éxito en las ventas nos impidió catar los otros dos monovarietales que elabora Bodegas Alodia. Nos quedamos con las ganas de probar el Alodia Garnacha, vino en el que teníamos un especial interés para establecer comparaciones con otras garnachas de la DO. Somontano e incluso con otras denominaciones aragonesas. También se nos quedó en el tintero realizar la cata del Alodia Moristel, otro tinto único en el mercado elaborado con dicha variedad de uva que obliga a un manejo y tratamiento delicado, ya que evoluciona muy deprisa y resulta prácticamente imposible elaborar con ella vinos con largas permanencias en barrica. Un nuevo reto para Bodegas Alodia.


Luxuria blanco



Como colofón a la visita, tuvimos la ocasión de catar los espumosos Luxuria Blanco y Luxuria Rosadocoupage de Chardonnay-Macabeo el primero y de Cabernet-Garnacha el segundo. En el mercado existen otros espumosos comercializados por bodegas de la DO. Somontano, pero los Luxuria de Bodegas Alodia son los únicos elaborados íntegramente en dicha denominación de origen. Con una producción pequeña de unas 15000 botellas anuales, son sin embargo un absoluto éxito comercial, a lo cual desde luego contribuye la preciosa botella en la que se comercializan cuando son destinados a eventos especiales.



Presentación del Luxuria para eventos especiales



Una vez de regreso a la cercana villa de Alquézar, decidimos completar la jornada visitando la Colegiata de Santa María la Mayor, impresionante construcción militar de época musulmana reconvertida en iglesia cristiana tras la reconquista, sin lugar a dudas la imagen más célebre de la localidad. Durante la visita guiada pudimos disfrutar de los frescos que decoran las paredes del claustro, observar el interior de la iglesia y pasear por la sacristía. Sin embargo fue en el piso superior, en una pequeña sala que alberga una valiosa colección de pinturas, donde hallamos una vitrina en la que se mostraban diversas piezas de arte sacro, la mayoría de ellas elaboradas en plata. Y cual fue nuestra sorpresa cuando, al examinar con detalle uno de los relicarios, tal vez el menos ostentoso, pudimos leer que contenía unos pequeñísimos fragmentos pertenecientes a las hermanas mártires Alodia y Nunilo, proporcionándonos inequívocamente el guión a seguir para la redacción de este artículo.



Reliquias de Alodia y Nunilo. Colegiata de Alquézar


Sin duda la fortaleza de ánimo, la firmeza y la fe acompañaron a las jóvenes mártires en su corta vida, en especial en sus últimos momentos. Y esa misma voluntad vital es la que impulsa a día de hoy con éxito hacia el futuro a Bodegas Alodia, gracias a la perseverancia y a la decidida fuerza empresarial y humana de sus propietarios.

Que así sea...


Arcoíris sobre Alquézar