martes, 30 de agosto de 2016

> Visita a Bodegas Virgen de la Sierra (DO. Calatayud)




Partiendo de Calatayud en dirección hacia Soria, serpentea una carretera poco transitada que, tras dejar atrás un par de localidades, va ganando altitud entre los cabezos hasta llegar a Villarroya de la Sierra. Lo primero que llama la atención es el predominio del color rojizo, del que proviene el nombre de la localidad, no sólo en los montes que la circundan, sino también en sus construcciones, especialmente en las de más antigüedad, como bien puede observarse en los fragmentos de muralla y en los torreones que se conservan y que datan de la época medieval en la que Villarroya de la Sierra fue motivo de disputa entre musulmanes y cristianos.



Sala de elaboración

A mano izquierda desde la misma carretera, casi en frente de la Iglesia de San Pedro Apóstol, parte una calle que, tras cruzar por un pequeño puente la Rambla de Ribota, discurre alejándose del centro del pueblo. Ese era nuestro punto de reunión con Manuel Castro, enólogo de las Bodegas Virgen de la Sierra, herederas de la antigua cooperativa del mismo nombre. En realidad la bodega actual sigue operando como lo hacía la antigua cooperativa, los productores siguen vendiendo la uva a la cooperativa para que elabore los vinos, la gran diferencia radica en la aplicación de las recomendaciones dictadas por la dirección, técnicas algo exigentes en el cultivo y demás prácticas agrícolas, siempre con el objetivo de conseguir uvas de primera calidad. Como suele decirse, el vino se hace en la viña...


Compuerta de acceso a uno de los depósitos de hormigón

Depósitos de acero inoxidable. A la derecha, Manuel Castro


Las instalaciones de la bodega-cooperativa Virgen de la Sierra sorprenden por su tamaño. Cuenta con capacidad para elaborar un total de... ¡tres millones de litros de vino! Apenas se emplea el acero inoxidable salvo para algunas microvinificaciones o para algún capricho del enólogo, el resto se elabora "a la antigua usanza" en depósitos de hormigón tanto en superficie como subterráneos. Jugando mediante bombeos con los cambios de temperatura entre unos depósitos y otros, se logra que los vinos inicien la fermentación maloláctica de forma natural, sin calentamiento añadido. Asimismo, la clarificación y la estabilización son también naturales, sin tratamientos con frío. Son vinos del presente elaborados con técnicas del pasado.


Sala de barricas


Todas las botellas que salen de Virgen de la Sierra se comercializan identificadas con la cintilla oficial del año de vendimia proporcionada por la DO. Calatayud. La decisión de prescindir de la habitual clasificación de crianza, reserva y gran reserva es deliberada por parte de la bodega, con la finalidad de disponer de una mayor libertad de elaboración, no tanto en cuanto a la elección de las variedades de uva empleadas (la Garnacha y la Macabeo son las "reinas" indiscutibles) sino más bien en cuanto al tamaño de las barricas y al grado de tostado de las mismas, habitualmente grados medios o medios-bajos de mínima interferencia con la presencia de la fruta, verdadera obsesión por parte de la bodega.


Granos de Macabeo


Casi el 80% del viñedo del que se nutre la bodega está situado en la Sierra de la Virgen a más de 700 metros de altitud, aunque hay viñas plantadas hasta los 1100 metros sobre el nivel del mar, viñedos de altura, viñedos extremos. Los más valiosos son unos viñedos de Macabeo "de grano menudo", uvas blancas densas y concentradas con las que se elabora el Albada Blanco del que más adelante hablaremos. Conviven las vides con campos de cerezos y de almendros, y en aquellas zonas  no cultivadas son frecuentes las hierbas aromáticas como el tomillo y el romero.  El color rojo de los suelos atestigua su naturaleza arcillosa, característica que les permite realizar un curioso "efecto esponja", de manera que el regadío es, además de imposible desde el punto orográfico, totalmente innecesario desde el punto de vista hídrico.


Peculiar construcción tradicional: paredes de roca y techumbre de sarmientos

Selfie en el viñedo. Detrás, Lady Garnacha muy interesada en las explicaciones

Viñedo "Collado de Oro"


Iniciamos la visita donde se inicia el vino: en el campo. Guiados por Manuel, ascendimos en su todoterreno por unos tortuosos caminos hasta dos viñedos de Garnacha con los que se elaboran dos vinos de parcela. Albada Collado de Oro y Albada Llano Herrera son los sugerentes nombres de los vinos que nacen de las uvas vendimiadas en dichos viñedos y que incorporan al interior de cada botella todos y cada uno de los aromas que se pueden percibir al visitar esas parcelas. No hay nada comparable a visitar el viñedo para poder entender correctamente un vino. Es imprescindible pisar esa tierra, respirar ese aire, escuchar a las cigarras, mirar el paisaje e imaginarlo en cada época del año para ser capaces de interpretar adecuadamente cada copa.


Viñedo "El Peñiscal"

Nótese la diferente naturaleza del suelo



Por si nos quedaban dudas, para reafirmar esa simbiosis entre la vid y el suelo, nos trasladamos hasta la localidad de Acered, administrativamente perteneciente a la Comarca de Daroca. A 1080 metros de altitud, situado en una ladera recóndita de orientación ideal que muere en un pequeño barranco, nos mostró Manuel un viñedo mestizo de 2,4 hectáreas dominado por la Garnacha (aunque con varios clones diferentes) que convive con plantas de Monastrell e incluso con alguna de Macabeo.  El suelo es de "roca madre" expuesta, transformada por la climatología en lajas de pizarra gris y roja que dan nombre al vino que se elabora con la uva allí vendimiada, por supuesto a mano. Una pequeña joya escondida de la que surgen entre 3500 y 4200 botellas anuales. No importó el calor sofocante ni el largo traslado por caminos polvorientos: conocer esa viña fue sin duda una experiencia única.


Lady Garnacha, derrochando simpatía...


De regreso a la bodega, tuvimos ocasión de disfrutar de una prolongada cata privada personalizada, deliciosamente organizada por Manuel, a lo largo de la cual degustamos un total de 9 vinos cuyas notas de cata transcribiremos a continuación. Resultó verdaderamente divertido efectuar catas comparadas para poder apreciar las diferencias entre dos añadas de un mismo vino, entre dos vinos de diferentes parcelas o entre dos copas del mismo vino filtrado o sin filtrar. Muy entretenido y didáctico.




Máxima concentración


ALBADA BLANCO 2015
Baco de Oro 2015. Vendimia manual. Viñas viejas de Macabeo de grano menudo cultivadas en vaso. 18 horas de maceración prefermentativa. Amarillo trigueño (oro rosa?). Frutas de pepita y frutas blancas de hueso. Marcada acidez. Estructurado y potente. Largo. La bodega realiza dos embotellados: el primero de ellos tras 100 días sobre lías, el segundo tras 300 días sobre lías. Catar el vino de esa segunda partida, extraído directamente del depósito, turbio y con espuma, sin filtrado ni demás adornos comerciales, fue sin duda uno de los detalles de calidad de la jornada: algo menos frutal y mucho más rico en aromas secundarios (bollería, frutos secos, pan tostado, praliné). Lástima que el imprescindible filtrado que el mercado exige antes de embotellarlo vaya a reducir toda esa carga aromática. 

CRUZ DE PIEDRA TINTO 2014-2015
100% Garnacha. Cata comparada de dos añadas consecutivas. El 2014 visualmente de color rojo picota de ribete violáceo. Frutos rojos y caramelo. Ligero en boca. Algo alcohólico. Astringencia moderada. Menos domado el 2015. Precioso color picota con menisco fucsia. Guindas al marrasquino. Astringencia alta. Necesita redondeo en botella.


Cruz de Piedra Selección 2014


CRUZ DE PIEDRA SELECCIÓN 2014
100% Garnacha. Uva procedente de diferentes parcelas, vinificadas por separado y crianza en madera de roble de diversa naturaleza y con diferentes grados de tostado. Coupage final. Prolongado trabajo sobre lías. Vino muy redondo y equilibrado de principio a fin. Conserva toda la carga frutal con el aporte justo del tostado de la madera. Muy comercial. Excelente relación calidad-precio.

ALBADA TINTO 2013
100% Garnacha. Fruta negra. Fondo tostado. Potente e intenso. 10 meses en barrica. Muy gastronómico. Algo difícil. Con recorrido en botella.


Terminando la cata

ALBADA COLLADO DE ORO
Vino de parcela. 100% Garnacha. Licoroso. 12 meses en barrica. Fruta negra y hierbas aromáticas. Muy rico en aromas terciarios (tabaco, cueros, tostados).

ALBADA LLANO HERRERA
Vino de parcela. 100% Garnacha. Licoroso. 12 meses en barrica. De apertura más lenta que el anterior. No dio tiempo a realizar su valoración.


Lajas de pizarra. Viñedo "El Peñiscal"

LAJAS 2010
Vino de paraje elaborado con las uvas procedentes del viñedo "El Peñiscal" ya descrito de 2,4 hectáreas. 99,9% Garnacha, el resto Monastrell y Macabeo. Vendimia manual en cajas. Refrigeración de la uva en camión frigorífico para evitar fermentaciones espontáneas. Se elabora sin bombeos, remontados ni delestages, porque verdaderamente no son necesarios. Color rojo cereza de capa alta. Predominio en nariz de frutas negras que dejan paso a recuerdos terrosos, metálicos y de grafito. Enorme influencia del suelo, que le aporta una gran mineralidadCrianza de 18 meses en barrica nueva de roble francés, que acompaña a la fruta con toques de vainilla y suaves tostados. Muy potente en boca, con taninos marcados que le dotan de un inconfundible carácter. 91 puntos Parker. 94 puntos Peñín. Por algo será...

A pesar de tratarse de nuestra tierra, Aragón no deja de sorprendernos. Localidades pequeñas, aún con honda tradición vitivinícola, son capaces de ilusionar con vinos verdaderamente únicos, desconocidos y magníficos. En resumen, una jornada sensacional, vivida intensamente junto a otros apasionados del vino. Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que hasta la fecha, se trata de la visita más completa realizada por nosotros. 

Volveremos...



miércoles, 17 de agosto de 2016

> Cata Palacio del Camino Real (DOc. Rioja) en Tomevinos





Los pequeños viticultores riojanos del siglo pasado, aquellos más tradicionales y familiares, cultivaban las vides con las que luego elaboraban su propio vino como parte del sustento económico de sus familias. En aquel entonces el vino era considerado un alimento, un bien imprescindible para que los hombres pudieran desarrollar las labores agrícolas incluso sometidos a la más exigente de las climatologías. En aquellos duros años, los trabajadores del campo dependían exclusivamente de su esfuerzo y las largas jornadas "de sol a sol" se cubrían, tal y como nos dijo hace no mucho tiempo un bodeguero y viticultor, "a golpe de pico, pala, sardina rancia y trago de vino". Por tanto, la elaboración en el seno de cada familia de su propio vino, garantizaba el combustible necesario para los trabajos de la tierra, a la vez que suponía un ahorro considerable al no tener que depender de otros productores.

Tal y como ya describimos (y casi novelamos) en una entrada anterior, aquellos vinos eran recios y robustos. En realidad se trataba de unos vinos elaborados sin conocimiento técnico alguno, tan solo amparados por la tradición familiar de generaciones previas y basados en el principio de prueba y error. Lo habitual era poseer una sola parcela de viñedo, normalmente heredada, en la que se cultivaban las variedades de uva autóctonas más adaptadas. En tierras riojanas las más habituales eran la Tempranillo y la Garnacha entre las tintas, y la Viura y la Malvasía entre las castas blancas, casi siempre mezcladas todas ellas en un mismo viñedo. El día de la vendimia se convertía en una fiesta familiar en la que incluso los niños más pequeños participaban activamente. La cosecha se trasladaba al lagar, propio o arrendado, y se realizaba el pisado de la uva para la extracción del mosto, tras la cual se dejaba que se iniciara la fermentación. A partir de ahí todo quedaba en manos del destino.




Aunque organolépticamente en nada se parecen, el grupo bodeguero Vintae, originario de La Rioja pero actualmente extendido a 15 denominaciones de origen españolas, elabora con el nombre Palacio del Camino Real una serie de vinos que pretenden rendir un homenaje a aquellos otros vinos más ancestrales. Ellos fueron los protagonistas de la cata a la que asistimos en Tomevinos. Con una presentación exterior y un etiquetado que sólo puede ser calificado como vintage, los vinos de Palacio del Camino Real tiene un denominador común: la presencia en el ensamblaje de la Viura, rememorando aquellos vinos atávicos en los que se mezclaban variedades tintas y blancas, toda una rareza a día de hoy, con uvas cultivadas en viñedos casi escondidos en el valle del río Najerilla. Detallaremos a continuación las notas de cata de los vinos que tuvimos ocasión de probar.


Vinos protagonistas de la cata

PALACIO DEL CAMINO REAL BLANCO 2014
Según su etiquetado elaborado con Malvasía, Viura, Garnacha Blanca y otras variedades, con posterior crianza durante 3 meses en barrica. Amarillo dorado algo evolucionado. Poco expresivo en nariz. Frutas de pepita, almíbar, cítricos y un suave tostado. Rica e intensa acidez. Algo seco en boca. Muy sutil amargor. Largo postgusto. Correcto y poco más. No enamora. Un blanco clásico riojano.

PALACIO DEL CAMINO REAL ROSADO 2015
Garnacha y Viura, en porcentajes desconocidos. Sin crianza. Rosa pálido ligeramente cobrizo, casi oro rosa. Fresa ácida muy lejana. Caramelo de nata y fresa. Recuerdo fermentativo. Acidez media. Algo alcohólico. Sutil amargor final. Carente de volumen y estructura. Sin pena ni gloria.


Palacio del Camino Real Crianza


PALACIO DEL CAMINO REAL CRIANZA 2012
Ensamblaje de Garnacha, Tempranillo y Viura, con posterior crianza durante 18 meses en barrica de roble francés y americano. Visualmente de color rojo picota de capa media-baja con ribete granate. Fruta roja, regaliz, grosellas, tabaco, cueros y pimienta negra en nariz. Acidez media. Muy ligero en boca. Bien equilibrado y ensamblado. Postgusto de media duración. Poco evocador. Para disfrutar...





PALACIO DEL CAMINO REAL RESERVA 2008
Idéntico ensamblaje al del vino anterior. Garnacha, Tempranillo y Viura, con crianza durante 20 meses en barrica de roble francés y americano. En fase visual, color rojo picota de capa media-alta con ribete teja. Ataque alcohólico. Fruta negra pasificada (ciruelas, higos). Cueros, orejones y tabaco. Algo más estructurado que el anterior. Postgusto medio aunque insuficiente para llegar a seducir. Sorprende que una diferencia de tan sólo dos meses en la duración de la crianza dé como resultado vinos tan distintos. Probablemente la edad de las barricas utilizadas no sea la misma, sin olvidar la lógica evolución del Reserva una vez embotellado.



Palacio del Camino Real Reserva

El resultado final son unos vinos honrados, con una inmejorable relación calidad-precio y que sirven para rendir un sincero y merecido homenaje a todos aquellos viticultores que hicieron de la tradición su forma de ganarse la vida. Sin su esfuerzo, jamás hubiéramos llegado hasta aquí.

Eternamente agradecidos...





viernes, 5 de agosto de 2016

> Tintos para el verano





Quien haya llegado hasta aquí, irremediablemente atraído por ese título cargado de doble intención, en busca de la receta definitiva de ese sospechoso brebaje elaborado mediante la adición a un honrado vino tinto de sabe Dios qué ingredientes, pócima secreta con la que los turistas son capaces de acompañar su paella en cualquier chiringuito de playa de la costa mediterránea, lamentamos profundamente informarle de que se ha equivocado.

Tal y como siempre hemos hecho en este blog, hablaremos exclusivamente de vinos, concretamente de cuatro vinos tintos cuyo consumo en esta época estival, cálida y sofocante, resulta agradable e incluso muy recomendable. Tienen estos vinos como denominador común un elevado contenido frutal y una frescura intrínseca en forma de acidez, imprescindible para equilibrar su contenido alcohólico, que aunque no sea demasiado elevado, es inherente a cualquier vino. 

Otro detalle de importancia vital es la temperatura de servicio. En cualquier otra época del año intentaremos degustar los tintos por encima de 16ºC, para poder apreciar todos sus aromas y matices, en especial si se trata de tintos con crianza en barrica. No estamos ante tal supuesto, los tintos estivales que presentaremos son vinos jóvenes, sin paso por madera o con un redondeo mínimo en roble, de modo que aconsejamos una temperatura de servicio en torno a los 12-13ºC, como si de un rosado se tratase. Todos ellos son vinos "de trago largo", vinos para disfrutar y para beber, gracias a su frutosidad y su marcada acidez,  de baja astringencia y moderado contenido alcohólico.





Comenzaremos con el Castillo de Monjardín Pinot Noir 2014, elaborado por las bodegas con el mismo nombre, pertenecientes a la DO. Navarra. Monovarietal de dicha variedad de uva, sutil y delicada, con una breve estancia en barrica de roble durante 9 meses. Rojo suave de capa media con ribete granate. Más floral que frutal en nariz (violetas y jazmín). Fondo de tierra húmeda y frutas rojas. Fácil paso por boca, equilibrado y algo mineral. Final corto alegremente especiado (pimienta blanca).



Curiosa etiqueta la del Hello World Roble 2015, muy dirigida al público joven. Botella borgoñona con tapón de corcho que no requiere empleo del sacacorchos. Muy práctico y cómodo, perfecto para una merienda campestre improvisada. Elaborado por las conquenses Bodegas Finca la Estacada y comercializado como VT. Castilla, se trata de un monovarietal de Cabernet Franc, casta muy poco habitual en tierras españolas aunque cada vez más emergente. Picota de capa alta con ribete malva, gran cantidad de lágrima intensamente pigmentada. Ataque dulzón en nariz (caramelo) que deja paso a frutas rojas y negras. En boca resulta algo astringente de inicio, sensación rápidamente amortiguada por su elevada carga frutal. Medianamente voluminoso, nada pesado, se bebe con alegría. Final medio, no demasiado evocador, con alguna especia y un curioso fondo a orejones secos. Muy peculiar y con una inmejorable relación calidad-precio.

Terrae SO2 Free. Imagen cortesía de Julio Viela


Bodegas Tempore en Lécera (Zaragoza) elaboran una discreta maravilla llamada Terrae SO2 Free 2015, único monovarietal de Garnacha de cultivo ecológico sin sulfitos añadidos en toda España. Comercializado como VT. Bajo Aragón, visualmente es de un color rojo guinda de capa media con ribete azulado muy brillante y atractivo. Muy glicérico, generosa cantidad de lágrima escasamente pigmentada y de lenta caída. Nariz con predominio de las frutas rojas maduras y en boca resulta muy agradable, ricamente ácido, fácil de beber, ágil y algo goloso. Postgusto medio-largo.


Detalle de la etiqueta del Viña Urbezo 2015. Fuente: zaforsa.es


Nuestra última recomendación es otro vino aragonés, en esta ocasión de la DO. Cariñena elaborado por Bodegas Solar de Urbezo, recuperando la tradicional técnica de la "maceración carbónica". El Viña Urbezo 2015 ensambla dos variedades tintas autóctonas (Garnacha y Tempranillo) con una foránea (Merlot), ésta última en menor porcentaje. El resultado es un vino de un espectacular color rojo guinda de capa media-alta con ribete violeta y abundante lágrima, abierto y rico en nariz, cargado de fruta roja y especias blancas con algún recuerdo a azúcar quemado. Amable en su paso por boca, adecuadamente astringente y atractivamente ácido. Final de persistencia media de nuevo muy frutal.

Cuatro propuestas para disfrutar de los vinos tintos durante este verano.