lunes, 10 de julio de 2017

> Tempore SO2 Free Garnacha Blanca 2016: sin prisa, pero sin pausa...






Es obvio que no desvelamos ningún secreto al afirmar que el mercado de los vinos ecológicos se encuentra en plena expansión, quizás no tanto en España como fuera de nuestras fronteras. En ese sentido cada año adquiere mayor importancia la asistencia de nuestras bodegas a ferias como la británica London Wine Fair, ProWein en Düsseldorf o Millésime Bio en Montpellier, todas ellas magníficas oportunidades para abrir las puertas del comercio exterior a los vinos españoles. 


Terrae SO2 Free blanco, rosado y tinto


Hace ya muchos años que Bodegas Tempore (Lécera) asumieron ese carácter exportador, inicialmente hacia países del centro de Europa, más adelante Escandinavia y en la actualidad con el objetivo fijado en Sudamérica. Casi desde sus inicios, la producción ecológica formó parte de sus señas de identidad y sólo a través del esfuerzo sostenido lograron superar las exigencias y verificaciones que a día de hoy les permiten ostentar en sus etiquetados las certificaciones internacionales correspondientes. Sin embargo, aún fueron más allá, dando el salto cualitativo de elaborar vinos sin sulfitos añadidos, con el lanzamiento de la gama Terrae SO2 Free, arriesgada apuesta desde el punto de vista de la conservación, aunque absolutamente exitosa desde el punto de vista comercial. En la visita que realizamos a Bodegas Tempore a mediados del pasado año 2016, tuvimos la oportunidad de probar el primero de aquellos vinos sin sulfitos, un tinto joven monovarietal de Garnacha que nos sedujo desde el primer instante. Este año 2017 se ha completado la oferta con dos vinos más: un rosado también de Garnacha que no tardaremos en catar y un blanco de Garnacha Blanca que es el protagonista de esta entrada. 


Gama Terrae SO2 Free en el stand de Tempore. II Salón Viña Ibérica


Vaya por delante que no es la primera vez que catamos el Terrae SO2 Free Garnacha Blanca. Tuvimos la oportunidad de probarlo "en rama" directamente del depósito a mitad de su elaboración, un viernes por la tarde hacia el mes de Diciembre, gracias a la amabilidad de Paula Yago, responsable de la bodega. En aquel entonces el vino estaba todavía sin domar, intenso y aromático, con una marcada acidez, seco e incluso astringente, pero demostraba todo su potencial y sus orígenes a 700 metros de altitud en el Bajo Aragón turolense, más concretamente de Alloza. También pudimos catarlo, esta vez ya una vez embotellado, en el II Salón Viña Ibérica, evento celebrado en el Gran Hotel de Zaragoza en el mes de Febrero. En ese momento el vino se mostró redondo y en plenitud, amarillo pajizo, limpio y perfumado, sabrosamente ácido, estructurado y largo en boca, tal vez poco voluminoso, pero francamente interesante.


Etiqueta del Terrae SO2 Free Garnacha Blanca

Con esos recuerdos descorchamos una de las últimas botellas disponibles del Terrae SO2 Free Garnacha Blanca, adquirida recientemente en una nueva visita a Bodegas Tempore en el transcurso de una improvisada y calurosa tarde de paseo por los viñedos a primeros del mes de Junio. En realidad aquel pequeño depósito de acero inoxidable que vimos meses atrás no dio más que para elaborar aproximadamente un millar de botellas, cifra del todo insuficiente para satisfacer la demanda del mercado. Sin duda este año la bodega se verá obligada a ampliar aquel proyecto de microvinificación a cotas superiores, y suponemos que están en ello, de hecho están empezando a admitir reservas de pedidos de este vino ya desde el mes de Julio.



Contraetiqueta 

Botella borgoñona de color verde aceituna, cápsula dorada y corcho natural de calidad correcta. Etiqueta sencilla, casi infantil, en la misma línea que sus hermanos de gama, tan sólo con las diferencias del color identificativo elegido, amarillo parchís en esta ocasión. Contraetiqueta también muy clara, en español y en inglés, con información general acerca del cultivo y la elaboración, temperatura recomendada de consumo y fecha de embotellado. Una vez servido, nos llamó la atención su color: un amarillo dorado de capa alta, limpio y brillante, que en nada nos recordó a lo observado en Febrero. En nariz aparecieron recuerdos a caramelo de miel y limón, frutas tropicales, también melón amarillo muy maduro, con un fondo de bollería, galletas y mantecado. En fase gustativa resultó untuoso y graso, tapizando la boca, mucho más voluminoso de lo que recordábamos. Aún habiendo perdido algo, conservaba una acidez media ideal para equilibrar su notable contenido alcohólico. Muy compensado a pesar de su rápida evolución en botella. Vivo y resultón. Atractivo en su madurez. Postgusto medio, sin amargores ni notas incómodas.



A la vista de nuestros apuntes de cata previos, nos surgió la duda de si parte de la producción no hubiera pasado por barrica. Esas notas de panadería, fruta muy madura casi desecada, algo así como orejones, esa densidad en boca, esa capa dorada, nos trajo a la memoria un monovarietal riojano de Viura con crianza en barrica nueva del que pronto daremos cumplido detalle. Y decimos parte de la producción, porque el Terrae SO2 Free Garnacha Blanca que probamos en Febrero estaba embotellado y gozaba de una esplendorosa juventud. No es lo habitual, pero... ¿Y si hubiera realizado transformación maloláctica antes de ser embotellado? Tal circunstancia justificaría la disminución en la acidez y esa evolución organoléptica. Sólo la bodega puede dar respuesta a estos interrogantes y, aunque disponemos de cierta "información privilegiada", preferimos mantenerla en un discreto segundo plano. 

En cualquier caso, a día de hoy el vino está fabuloso. Es cierto que esta rápida evolución en botella nos hace dudar de su recorrido futuro en botella y de sus posibilidades de guarda. Ignoramos también qué porcentaje de responsabilidad tiene la elaboración sin sulfitos, al fin y al cabo el sulfuroso no deja de ser un excelente agente conservador.

Y para terminar, unas reflexiones finales. ¿Estamos ante una nueva manera de apreciar los vinos? ¿Obliga la elaboración sin sulfitos a un consumo más o menos inmediato? ¿Deberemos desechar la idea de conservar botellas para apreciar su evolución? ¿Es posible que las prisas que atosigan a la civilización actual hayan llegado también al mundo del vino? 

Nos resistimos a pensar que quizás no tardemos en encontrar en las etiquetas fechas de consumo preferente.






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