jueves, 21 de diciembre de 2017

> Wine Up Tour 2017: Cena maridada en Restaurante Idílico





Fiel a su cita de mediados de Noviembre, recaló en Zaragoza el Wine Up Tour de Joaquín Parra, embajador de numerosas bodegas españolas. No sólo por la amistad que nos une a él, nos atreveremos a afirmar que en materia enológica es un verdadero soplo de aire fresco y de renovación en el panorama de los aficionados al mundo del vino de la capital aragonesa. Año tras año, su presentación no defrauda jamás y nos permite conocer vinos a los que de forma habitual no tendríamos acceso.

En el año 2016 se cambió el formato de cata estricta por el de cena maridada, más relajada que didáctica, así se ha mantenido en la edición de 2017 y suponemos que también en años venideros, a tenor del éxito obtenido. Sin embargo, algunos cambios sí que hemos podido percibir. Echamos en falta entre los vinos seleccionados algún espumoso así como algún jerez, vinos verdaderamente distintos que marcan los puntos de inflexión en una cata por sus grandes diferencias organolépticas con los vinos tranquilos. Tampoco hubiera estado mal incluir algún vino elaborado con variedades de uva poco conocidas, abandonando momentáneamente la zona de confort que nos proporciona la Garnacha, la Tempranillo, la Merlot o la Verdejo. Indudablemente son reflexiones personales que nos hacemos y que por supuesto no tienen por qué coincidir con las del resto de los asistentes. Una última modificación en relación al año pasado fue el cambio de sede. El traslado del evento del Restaurante Aragonia hasta el Restaurante Idílico hizo que el maridaje ganara peso en relación a la cena y en ese transcurrir los vinos fueron más protagonistas que los platos, lo cual no es ni bueno ni malo, es simplemente diferente y tendrá sus defensores y sus detractores.




Comenzamos la noche con un clásico del Idílico. El pulpo a la gallega con cachelos fue el punto de partida, perfectamente acompañado con un blanco al que ya le teníamos ganas desde hace tiempo. El Beronia Verdejo 2016 elaborado por Bodegas Beronia en tierras vallisoletanas y perteneciente a la DO. Rueda se mostró de color amarillo dorado con reflejos verdosos. Cítricos y herbáceos en nariz, menos tropical y más sincero que otros verdejos. Piña y plátano al atemperarse en la copa. Ataque seco en la entrada en boca, con generosa acidez. Sabroso y anisado final, sutilmente amargo. Peculiar elaboración la de este verdejo, realizando dos vendimias en la misma viña y vinificando cada una por su lado con ensamblaje posterior sin crianza, procedimiento que le confiere al vino final algo más de complejidad. 


Otro blanco, esta vez atlántico, fue la segunda etapa de la velada. Armonizado con un langostino en tempura sobre crema de mango, el Martín Codax 2016 monovarietal de Albariño elaborado por Bodegas Martín Codax y perteneciente a la DO. Rías Baixas es ya un habitual del Wine Up Tour. Visualmente de un amarillo pajizo con evidente reflejos verdosos, mostró en nariz un ligero ataque reductivo que se disipó al oxigenarse. Herbáceos, ciruela y membrillo. Marcadamente ácido y salino en boca, señas de identidad de su procedencia, con postgusto largo e interesante. Un vino comodín, nunca falla. Muy correcto el acompañamiento con marisco, no tanto con la crema de mango, quizás demasiado tropical para un vino que no lo es tanto.


Un ligero cambio cromático nos llevó hasta el Conde de Valdemar Rosé 2016. Perteneciente a la DOc. Rioja, se elabora en Bodegas Valdemar siguiendo un ensamblaje clásico de los claretes riojanos: Garnacha y Viura (75-25) vinificadas juntas. Sin crianza. Imagen afrancesada muy del gusto actual, con ese color tenue y pálido que recuerda al oro rosa. Muy floral en nariz, mucho más que frutal, asoma ligeramente algún recuerdo a fresas sin madurar. Sin embargo, resultó perfectamente equilibrado en boca, más ácido que dulce. Elegantísimo. Respondió satisfactoriamente en el difícil acompañamiento de una alcachofa gratinada rellena de marisco, tal vez más por el marisco que por la alcachofa en sí misma.


Entrando en el territorio de los tintos, nos recibió el Idrias Roble 2016, Merlot y Cabernet Sauvignon, coupage habitual en la oscense DO. Somontano con posterior permanencia en barrica durante 3 meses. Rojo picota de capa alta con ribete rubí casi granate y lágrima pigmentada. Nariz de frutas rojas (cereza, mora) sutiles especiados y torrefactos. También plantas aromáticas y algún recuerdo vegetativo. Fondo sanguíneo, casi metálico. Astringencia y acidez medias en boca, algo falto de redondeo (en barrica, en botella o en ambas). La armonización con el ravioli de langosta con crema de marisco tampoco fue la más adecuada. 


Otro tinto aragonés, en este ocasión perteneciente a la DOp. Cariñena, protagonizó el siguiente maridaje. El Corona de Aragón Special Selection 2014 elaborado por Grandes Vinos y Viñedos respondió perfectamente a su emparejamiento con el hojaldre de queso de cabra con frutos rojos. Ensamblaje emergente protagonizado por la Garnacha acompañada de Cariñena (Mazuela) con 5 meses de crianza en roble francés, se presentó en copa de un color rojo picota de capa media con menisco granate. Ataque en nariz con recuerdos fermentativos a quesería, también a caramelo, frutas rojas y negras. Tabaco rubio y tostados. Acidez media en boca y final agradable, un poco más de peso y estructura le hubiera venido bien. Muy correcto.






No puede calificarse de desacertado el maridaje a base de jamón y queso curado propuesto para un tinto de La Mancha, Tempranillo y Merlot con 12 meses de crianza en barrica cúbica de roble. Esa vanguardia tecnológica de Bodegas Verum en Tomelloso (Ciudad Real) las convierten en uno de esos destinos enoturísticos a tener en cuenta en el futuro. ElVerum Coupage 2012es tal vez el pilar maestro de su catálogo. Cumple sobradamente y hay añadas, como ésta del 2012, que resulta verdaderamente espectacular. Rojo cereza de capa media con ribete granate. Fondo de aromas lácteos y frutas negras. Ciruelas e higos sobremadurados. Chocolate y guindas en licor. Excelente en boca, se disfruta de principio a fin. Armonización sencilla, aunque plenamente satisfactoria, con el queso y el jamón.


Ganando en intensidad, el penúltimo vino de la noche fue el Inspiración Valdemar 2012, vino de autor elaborado en la bodega el mismo nombre perteneciente a la DOc. Rioja que ensambla Tempranillo, Graciano y Maturana Tinta (65-25-10) con 12 meses de crianza en roble francés y americano. Color rojo picota de capa más que alta con ribete granate. Esmalte de uñas y barniz a copa parada. Fruta negra pasificada, tostados, nuez moscada y recuerdos licorosos. Ya lo probamos el año pasado y estos doce meses de evolución en botella le han sentado maravillosamente. Redondo e impecable. En su mejor momento. Hizo crecer exponencialmente en intensidad de sabor al crepe de carrilleras, ya de por sí sabroso y especiado.


El magnífico epílogo a esta cena maridada fue la presentación del Altos de la Finca 2014. Elaborado por Bodegas Finca Constancia en tierras toledanas incorpora dos variedades de uva foráneas como son la Petit Verdot y la Syrah (60-40), con posterior crianza durante 18 meses en barrica nueva de roble francés. Color rojo cereza con ribete granate, aún con recorrido. Frutas negras, pimentón y especias en nariz. Recuerdo vegetal y mentolado. Potente, carnoso, intenso. Un poco alcohólico. Más que largo, eterno. Un señor vino en un momento excelente aunque que con seguridad evolucionará aún mejor. Agradable la armonización con el guiso de venado con garbanzos, algo eclipsado por el vino.

En resumen, una velada estupenda que posibilita cada año el reencuentro con amigos.

Hay que mantener las buenas costumbres...

Foto de grupo. Imagen cortesía de Joaquín Parra (Wine Up)

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