miércoles, 14 de febrero de 2018

> Vignerons de Huesca: el panel de cata y sus secretos...




Un interesantísimo proyecto enológico se está gestando en la provincia de Huesca.

Suele decirse que la unión hace la fuerza, y así han debido de considerarlo varias pequeñas bodegas repartidas por la geografía oscense. Con procedencias tan dispares como el desierto monegrino de Lanaja, el Somontano de Barbastro, los valles pirenaicos de Hecho y Tena o el entorno de los Mallos de Riglos, siete pequeños productores han decidido agruparse para dar difusión a sus respectivos proyectos vitales y empresariales. Se trata de EdraSersClavería-BarrabésEstrada-PalacioEl Vino del DesiertoAlodia y Bal Minuta. Todos ellos viticultores y elaboradores, podría decirse que son auténticos artesanos que llevan el vino en la sangre y representan el sentimiento y la pasión en el más estricto sentido de la palabra. Bajo el nombre de Vignerons Independientes de Huesca y agrupados en torno a Javier Buil, responsable de la tienda especializada La Corona de Aínsa y auténtico catalizador del proyecto, comenzó esta aventura su camino hace unos días  con la reunión de los responsables de todas las bodegas en Aínsa para hacer entrega de las muestras de vino destinadas a ser sometidas a la deliberaciones del comité de cata. 


Vignerons Independientes de Huesca

Miembros del panel de cata en la Plaza Mayor de Aínsa

Tuvimos el honor de ser invitados a formar parte de dicho panel de cata, así que no dudamos ni un instante en aceptar el desafío que se nos propuso. El Sobrarbe nos dio la bienvenida con un soleado y fresco día de invierno, y a la villa medieval de Aínsa fuimos acudiendo los privilegiados que habíamos sido elegidos para evaluar y puntuar los 33 vinos previamente seleccionados como candidatos a conseguir el "Sello Vigneron". El panel de cata fue integrado por un grupo considerablemente heterogéneo en el cual se incluyó un enólogo, tres profesionales de la restauración, dos blogueros especializados, dos distribuidores e incluso un creativo capaz de fusionar gastronomía y música, todos con el común denominador de la pasión por el mundo del vino.



Panel de cata: análisis sensorial y deliberaciones

Las catas se efectuaron a lo largo de dos días, divididas en horario de mañana, tarde y noche. Los vinos fueron agrupados en función de la variedad de uva dominante, a excepción de los 6 vinos blancos y los 3 vinos espumosos que fueron dispuestos en catas independientes, concretamente la primera y la última. 



Cata de vinos blancos

Como ya hemos indicado, la cata de vinos blancos fue la que abrió la primera de las jornadas y, con algo de timidez por la importancia de la tarea que nos había sido encomendada, nos enfrentamos a dos chardonnays, un alcañón, una garnacha blanca y dos viogniers. Con la única excepción del último viognier, una rareza de elaboración equidistante entre el despiste y la excelencia, de esas que sólo se prueban alguna vez en la vida, los otros cinco vinos carecían de crianza en roble o bien había sido muy ligera o sólo realizada parcialmente. La reciente fecha de embotellado, en algún caso tan sólo dos días antes de la cata, jugó ligeramente en contra desde el punto de vista aromático en alguno de los vinos, no así en fase gustativa y retronasal, donde todos ellos desplegaron generosamente sus encantos. Más gastronómicos los viogniers y la garnacha blanca que los chardonnays y el alcañón. Visualmente uno de los vinos presentó cierta turbidez, al parecer deliberada por parte del elaborador según nos informaron, pero que en nuestra opinión no debería estar presente en un vino que aspire a un reconocimiento elevado. En general todos los vinos obtuvieron puntuaciones muy favorables. Nos fue imposible decantarnos por uno solo de ellos. Excelente inicio...



Cata de vinos coupage de Cabernet Sauvignon 

Los protagonistas de la segunda cata fueron los tintos con predominio de Cabernet Sauvignon, ninguno de ellos monovarietal, y como cabría esperar en esta variedad de uva, con largas crianzas en barrica de roble. Impecables todos ellos en fase visual y olfativa, resultaron particularmente novedosos para nosotros los vinos de un pequeño productor que realiza la fermentación en vasijas de barro, un atavismo técnico que sin embargo aporta curiosas notas a sus vinos, especialmente en boca. También a destacar el buen trabajo de otra bodega que elabora crianza, reserva y gran reserva, algo que cada vez es más complicado de encontrar en los catálogos, si se tiene en cuenta que el mercado tiende hacia vinos más frutales y jóvenes. Es de agradecer que todavía haya elaboradores con el valor necesario para inmovilizar durante meses, e incluso años, unas cuantas barricas con la intención de conseguir vinos aún más complejos. Por desconocido, artesanal y equilibrado, nuestro favorito fue un ensamblaje de Tempranillo, Cabernet y Merlot con 13 meses de roble francés.


Cata de Merlot y otras variedades tintas

Aunque en principio la tercera cata iba a agrupar los vinos elaborados con Merlot, y así fue en tres de los casos, hubo que incluir en ella dos outsiders: un monovarietal de Moristel y una Syrah vinificada como rosado. Quizás por lo avanzado de la hora y la elevada exigencia, por las grandes diferencias entre los vinos o por la presencia entre ellos de un vino sin sulfitos añadidos que siempre se nos hacen un poco cuesta arriba, la verdad es que fue la cata más complicada de todas. Encontramos, no obstante, refugio en uno de nuestros "vinos comodín", ensamblaje multitudinario de varias castas tintas que año tras año responde sobradamente. Sin duda será uno de los vinos punteros en ventas dentro del proyecto, por su versatilidad, su continuidad y su excelente relación calidad-precio.



Cata de monovarietales de Syrah y Parraleta

El segundo día de evaluaciones lo iniciamos con Syrah y Parraleta, dos variedades tintas, una internacional y otra autóctona, francamente diferentes entre sí. Seis vinos elaborados por tres bodegas, a su vez muy distintos también en cata comparada. Evidentemente las diferencias encontradas fueron las propias de cada cepaje, sutiles y florales las parraletas, intensas y sabrosas las syrah. Pero no sólo eso, la impronta de cada productor se dejó sentir en sus vinos, unos más actuales, modernos y tecnológicos, otros más evolucionados y de larga crianza. Dos estilos muy diferentes, cada uno con su mercado. Interesante comparación. La cata suscitó el debate de la idoneidad de someter a una variedad como la Parraleta a crianzas prolongadas en roble y también generó dudas la presencia de algún aroma terciario concretamente en un vino que a priori debería carecer de crianza en madera y que por ese motivo nos pareció el más internacional y tecnológico de todos.


Cata de Garnachas

La última cata de vinos tranquilos, a falta de la de espumosos a realizarse ya en horario nocturno, fue protagonizada por siete garnachas. De nuevo otra rareza apareció en nuestras copas, una Garnacha Gris de las que apenas existen, firmada por la misma bodega que aquel sorprendente Viognier con larga crianza que catamos el día anterior. Desde luego a nadie dejó indiferente. Los otros seis vinos habían sido elaborados con Garnacha Tinta, sola o en coupage con otras variedades, algunos con crianza en roble y otros sin ella. Cuatro de los tintos con varias añadas a sus espaldas fueron merecedores de notable alto e incluso algún sobresaliente. En los otros dos quedó patente que eran una primera prueba, en general proporcionaron buenas sensaciones, pero deberán confirmar a la larga esa progresión que se les espera. Siempre resulta algo despiadado comparar unos vinos con otros, de modo que en esta tanda elegimos dos favoritos: un vino joven coupage de Garnacha y Cabernet Franc, y un vino con crianza en roble, ensamblaje de Garnacha, Cariñena y Syrah. Dos vinos muy diferentes entre sí, con orígenes bien distantes y que son la más clara demostración de la riqueza paisajística y climatológica de la provincia de Huesca.


Cata de espumosos

Y para terminar, casi como epílogo, la cata de espumosos, dos blancos y un rosado. Tan sólo dos bodegas se aventuraron a presentar sus candidatos, y es que la elaboración de espumosos presenta aún más dificultad que la de vinos tranquilos. Tiene una pizca de influencia divina, así que no parece casualidad que se le atribuya el descubrimiento de la segunda fermentación en botella en 1668 al monje benedictino Dom Pérignon de la abadía francesa de Hautvilliers. Algo tiene el agua cuando la bendicen... Muy por encima las notas de cata de los dos blancos en relación al rosado. A destacar un monovarietal de Riesling absolutamente único en el mercado. Muy prometedor, aunque todavía por terminar de pulir en algunos detalles particularmente en fase visual. Llegará muy lejos, si la bodega realiza algún ajuste durante la elaboración o si se consigue transmitir satisfactoriamente al consumidor la dificultad que tiene elaborar espumosos en altura.


Impecable servicio de los vinos

Queremos destacar por encima de todo la exquisita organización y servicio de los vinos: copas impolutas, perfecta temperatura de servicio, tapetes identificativos para cada vino, información proporcionada por las bodegas, libro para anotaciones y puntuaciones, etc. Durante los descansos unas manos invisibles realizaban la limpieza de copas y el cambio de tapetes, de modo que cuando los catadores regresábamos a nuestros puestos nos encontrábamos los siguientes vinos ya servidos y todo preparado para iniciar nuestros análisis. No erramos de mucho si decimos que de la totalidad de los vinos catados vimos servir no más de media docena. Reiteramos nuestra felicitación a los organizadores, también por las facilidades que nos dieron para la manutención y el alojamiento durante esos dos apasionantes y exigentes días. 



En el momento de escribir este artículo, continúan las labores de desarrollo del proyecto. Con las notas, puntuaciones y opiniones del panel de cata se están evaluando de nuevo los 33 vinos para finalmente decidir cuáles se admiten como aptos para poder ostentar el "Sello Vigneron". Asimismo se están redactando fichas de cata para cada uno de ellos, documentos que servirán de apoyo al personal de hostelería que en último lugar es quien debe dar a conocer el proyecto a sus clientes y comensales. También se están celebrando jornadas formativas para camareros, maitres, responsables de sala, cocineros y restauradores en general, con el fin de transmitir el espíritu de cada bodega en forma de suelos, variedades de uva, técnicas de viticultura, vinificación y duraciones de crianza, así como la influencia y traslación de todo ello al producto final.


Sello Vigneron en las botellas de Edra, Bal Minuta y El Vino del Desierto
Imágenes cortesía las bodegas y de Vignerons Independientes de Huesca



La puesta de largo del proyecto está previsto que tenga lugar a mediados del mes de Marzo, en un evento con presencia de prensa y público al que intentaremos asistir, porque en cierta medida, algo de nosotros habrá en el interior de cada botella que luzca, orgullosa de sus orígenes, el sello de Vignerons Independientes de Huesca.


Cumbres de Ordesa, como siempre imponentes...

No hay comentarios:

Publicar un comentario